Colombia está a punto de dar un paso histórico en su sistema educativo con la implementación obligatoria de la Cátedra de Educación Emocional en colegios públicos y privados. La nueva ley, que solo espera la sanción presidencial, busca fortalecer la salud mental y el desarrollo emocional de los estudiantes desde preescolar hasta media.
DIARIO DEL HUILA, ENFOQUE
Una nueva ley, que espera la sanción presidencial, traerá un cambio significativo en el sistema educativo colombiano: la implementación obligatoria de la cátedra de Educación Emocional en todos los niveles escolares, desde preescolar hasta media, tanto en instituciones públicas como privadas.
Impulsada por los senadores Diela Liliana Benavides, José Alfredo Gnecco, Mauricio Gómez Amín y Antonio Zabaraín, esta iniciativa busca fortalecer el desarrollo emocional de los niños y jóvenes colombianos. Su aplicación estará a cargo del Ministerio de Educación, que tendrá la responsabilidad de capacitar a docentes, orientadores, trabajadores sociales y cuidadores en este nuevo enfoque pedagógico. Para ello, podrá establecer alianzas con entidades públicas o privadas que tengan experiencia en salud mental, educación o prevención de la violencia.
Uno de los aspectos clave de esta cátedra es su enfoque territorial. El Ministerio deberá tener en cuenta las condiciones socioculturales y económicas de cada región, como la pobreza, los efectos del conflicto armado y los indicadores de salud mental, para adaptar su implementación a los contextos locales. Además, deberá garantizar la inclusión de estudiantes con discapacidad, mediante contenidos, materiales y metodologías ajustadas a sus necesidades.
La participación de los padres, madres y cuidadores también será esencial, ya que la ley promueve una relación activa entre la escuela y el entorno familiar para favorecer el bienestar emocional de los menores.
Entre los pilares que sustentan la cátedra están el desarrollo de la identidad, la autonomía, la empatía, la toma de decisiones asertivas, la prevención de conductas de riesgo y la construcción de un proyecto de vida. También se contempla la educación en autocuidado, límites personales y la prevención del abuso sexual infantil.
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En cuanto al seguimiento, el Ministerio implementará la evaluación de las competencias emocionales a través del ICFES, por medio de las pruebas Saber u otros mecanismos que se definan. Asimismo, en un plazo de seis meses desde la entrada en vigencia de la ley, se deberá crear la Comisión Nacional de Seguimiento y Evaluación de la Cátedra.
Algunos colegios en Colombia ya han avanzado en este camino. Es el caso del Colegio Los Nogales de Bogotá, que desde hace ocho años implementa un eje curricular llamado Fines (Formación Integral en Valores). Según su rector, Camilo Camargo, esta experiencia ha permitido a los estudiantes desarrollar mayor conciencia de sí mismos y de los demás, promoviendo relaciones empáticas y responsabilidad social.
Camargo valora positivamente la nueva ley, pero advierte que su éxito dependerá de la capacitación y el acompañamiento a los docentes, quienes deben desarrollar primero sus propias habilidades emocionales para poder enseñarlas. La implementación, asegura, exigirá recursos, tiempo y voluntad institucional.
En definitiva, la Cátedra de Educación Emocional representa una apuesta por formar no solo estudiantes académicamente competentes, sino también ciudadanos emocionalmente conscientes y comprometidos con una sociedad más empática y resiliente.
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