Aunque el Gobierno celebra una reducción de la inflación y un repunte del consumo, un reciente informe de Corficolombiana advierte que Colombia está perdiendo terreno frente a otras economías latinoamericanas, con un crecimiento frágil y sin una estrategia clara de inversión.
DIARIO DEL HUILA, ACTUALIDAD
En su más reciente discurso ante el Congreso de la República, el pasado 20 de julio, el presidente Gustavo Petro destacó lo que considera logros relevantes en el manejo económico de su administración. Resaltó la reducción de la inflación del 13 % al 4,82 % y el crecimiento económico del 2,7 %, argumentando que este se ha sostenido gracias al impulso del consumo privado derivado del aumento de los salarios. “Colombia lo demostró en estos tres años. Creció la demanda agregada y creció la economía”, afirmó, al tiempo que aseguró que el país continuará expandiéndose, aunque “la posibilidad de crecer hoy no está en las rentas”.
Sin embargo, un reciente estudio de Corficolombiana sugiere que la realidad económica del país, vista en el contexto regional, es menos alentadora. Según el informe, Colombia ha venido perdiendo fortaleza macroeconómica frente a otras economías de América Latina como Brasil, Chile, Perú y México, especialmente durante el último año. “En Colombia es donde menos clara está la narrativa de crecimiento para los próximos años”, afirma el documento.

Inversión estancada, consumo al alza
El informe sostiene que, a diferencia del comportamiento sincronizado que los países de la región tuvieron tras la pandemia, hoy sus trayectorias se han vuelto divergentes. Mientras Brasil registra un crecimiento por encima de su potencial, gracias al dinamismo agrícola y petrolero, y Chile y Perú estabilizan su expansión apalancados en el aumento del precio del cobre, Colombia crece fundamentalmente por el consumo privado, y no por la inversión productiva.
Esto, según Corficolombiana, es un síntoma preocupante. La inversión en Colombia se encuentra rezagada por factores internos, y sectores estratégicos como infraestructura, vivienda, industria manufacturera e hidrocarburos muestran debilidad. “Estimamos que, si la inversión en Colombia hubiera seguido la tendencia regional en los últimos dos años, estaría 19,2 % por encima de su nivel actual”, advierte el estudio.
Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de la junta directiva del Grupo Aval, también alertó sobre este desequilibrio en la revista Semana, al señalar que “un crecimiento que se basa en consumo, pero no en la inversión, es un crecimiento efímero”. Para él, Colombia necesita crecer de forma sostenida a tasas del 5 % o 6 % durante las próximas dos décadas, algo que difícilmente se logrará con una inversión pública del 16 % del PIB.
Consumo impulsado por remesas y sectores emergentes
El dinamismo del consumo privado en Colombia ha estado estimulado, en parte, por factores no necesariamente sostenibles. Uno de ellos ha sido el notable incremento en las remesas, que en el primer trimestre de 2025 se consolidaron como la principal fuente de divisas del país. Estas transferencias han mejorado el poder adquisitivo de los hogares más vulnerables y se han convertido en su tercera fuente de ingresos.
Además, sectores emergentes como el entretenimiento, las tecnologías de la información y los servicios financieros han crecido 39,1 % entre 2019 y 2024. No obstante, este auge no ha tenido un impacto proporcional en el mercado laboral ni ha transformado estructuralmente la economía nacional. La informalidad sigue alta y el aparato productivo no se ha diversificado lo suficiente para sostener un mayor PIB potencial en el largo plazo.
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Inflación y situación fiscal: señales de alerta
A pesar de la reducción de la inflación reportada por el Gobierno, el informe advierte que el proceso desinflacionario en Colombia se ha ralentizado. Entre noviembre de 2024 y junio de 2025, la inflación cayó apenas 40 puntos básicos, pasando del 5,2 % al 4,8 %, y se proyecta un leve repunte para lo que resta del año, cerrando 2025 en torno al 5 %. Esto indica, según Corficolombiana, que las expectativas inflacionarias se mantienen “desancladas”, como también ocurre en Brasil.
En cuanto a la estabilidad fiscal, el país enfrenta una situación crítica. La suspensión de la regla fiscal durante tres años y el aumento en la carga por intereses podrían llevar a Colombia hacia una senda de insostenibilidad de la deuda. Esta preocupación no es exclusiva de Colombia, pero se agrava si se compara con Chile y Perú, que presentan una mayor solidez en sus cuentas fiscales.
Desempleo e informalidad, retos estructurales
El panorama laboral también refleja debilidades. Colombia sigue teniendo uno de los niveles de desempleo más altos de la región y enfrenta una informalidad estructural que se profundiza con la reciente aprobación de la reforma laboral, la cual incrementa los costos del empleo formal. En este contexto, la economía nacional muestra una capacidad limitada para absorber fuerza laboral de manera estable y con garantías.
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