La Casa Blanca promulgó la lista de países que no han desarrollado una lucha eficaz contra las drogas, que están inundando a la sociedad norteamericana y que tiene en jaque la sostenibilidad y la supremacía política y económica de la primera potencia mundial. Todos los medios de comunicación nacionales e internacionales coinciden en que no fue suficiente el desfile en Estados Unidos de funcionarios públicos y de altos mandos de la fuerza pública para cambiar la decisión que emitió la administración de Donald Trump. Durante las dos últimas semanas, no solo miembros de la cúpula militar y policial, sino diplomáticos de la Embajada de Colombia en ese país sostuvieron reuniones para insistir en la importancia de que el gobierno de ese país confirmara la determinación que, desde 1997, ha emitido sin pausa: la certificación de cumplimiento a la lucha contra las drogas. Esta decisión unilateral, se soportó en tres frentes: La administración Petro falló en tres ejes fundamentales, que condujeron a la descertificación condicionada en su lucha contra las sustancias psicoactivas que se producen en el país. Se estiman en más de 300 mil hectáreas de estos narcóticos que se han convertido en el soporte de financiación de las organizaciones narcoterroristas que tienen azotado al país. Por tal motivo, de nada sirvió la diplomacia que se generó durante los dos últimos meses.
Lo que ha sido inaudito es la reacción contestataria del presidente de los colombianos, en contra de la decisión estadounidense. En lugar de mantener mesura diplomática ante los escenarios internacionales y se ha ido lanza en ristre contra el presidente Donald Trump. Es absurdo expresar que prohíbe la compra de armamento a los Estados Unidos. Lo que desconoce es que toda la infraestructura militar es de origen estadounidense. Con ello, les cumple la palabra a las organizaciones criminales del país, de seguir desmantelando progresivamente a las Fuerzas Militares y a la Fuerza Pública, durante el presente cuatrienio, porque la operación y suministro de equipos e insumos para los equipos y armamento que disponen los organismos de seguridad son de origen estadounidense. Absurda esta decisión. La guerrilla está de plácemenes con tal decisión, en medio de la creciente violencia que se ha desatado en algunos territorios del país.
Para Estados Unidos, el incumplimiento de Colombia en sus obligaciones de control de drogas durante el último año recae únicamente en el liderazgo político, del presidente Gustavo Petro Urrego, así los áulicos del ejecutivo digan lo contrario. Gracias a las visitas de los alcaldes de Cali y Medellín, de congresistas del Centro Democrático y de algunas otras vertientes políticas, precandidatos presidenciales y gremios de la producción, quienes se reunieron con algunas autoridades norteamericanas, se logró que no se afectara la dinámica productiva del país. Gracias a esta gestión, se logró impedir que el escenario fuera peor, para la sociedad colombiana.







