Toda la sociedad colombiana estaba pendiente de la decisión que tomara la plenaria del Senado de la República para elegir al nuevo Magistrado de la Corte Constitucional que permitiría romper el equilibrio de las fuerzas políticas del ejecutivo y la oposición. El sector que apoya al presidente Gustavo Petro al interior de esta Corporación, estaban ansiosos, porque si se hubiera elegida a la aspirante Patricia Balanta, les permitiría tener el control del Alto Tribunal, para tener las mayorías que condujeran a la aprobación de algunas reformas que ha presentado el gobierno nacional para su revisión. Además, desde la Casa de Nariño, se estaba tejiendo y elaborando con antelación el Decretazo para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, que permitiría suspender automáticamente las próximas elecciones presidenciales y cerrar el Congreso de la República. Con ello, tendría el terreno abonado para que actual primer mandatario de los colombianos se perpetuara en el poder, así siguiera afirmando en los diferentes escenarios donde ha participado, que no estaba interesado. Estas ideas maquiavélicas estaban muy bien estructuradas.
Ya algunos aspirantes presidenciales y voceros de los partidos de oposición lo venían expresando desde meses atrás. Lo anterior, les garantiza participar tranquila y libremente en las próximas justas electorales. Colombia descansó. Las familias colombianas estaban muy preocupadas que el peor viacrucis que ha tenido el país continuara. Todos sabemos que lo tienen destruido social, económica y políticamente por la errada aplicación de los instrumentos de la política macroeconómica, desbordado crecimiento de la criminalidad, el más alto desequilibrio de las finanzas públicas nacionales y aumento de las necesidades en materia de salud, educación vivienda, infraestructura en las regiones de Colombia.
El Senado que recogió el clamor popular, tomó la decisión de elegir al ex Defensor del Pueblo, Carlos Camargo, quien obtuvo 62 de los 103 votos en la plenaria del Senado, a pesar de la abierta campaña en su contra del gobierno del presidente Gustavo Petro. Así el gobierno perdió el pulso por la Corte con elección de este ilustre jurista. Hay que destacar la aptitud del presidente del Senado, Lidio Turbay, por haber tomado la sabia decisión de prohibir la entrada al recinto de la democracia, de los ministros y altos ministros que llevaban en sus carpetas, el listado de ofrecimientos de nombramientos y contratos, con el fin de torcerle la conciencia a los integrantes del legislativo, para que votaran por la candidata del Petrismo. Estas prácticas corruptas la han venido desarrollando en los últimos tres años, para que les aprobaran las Petro reformas, las cuales están siendo investigadas por los organismos de control. Así, el ejecutivo, ve minimizada su influencia en la Corte Constitucional, el órgano de cierre de las discusiones de mayor envergadura para el país. Con ello se recupera la confianza de los ciudadanos en sus instituciones democráticas que venía de capa caída.
