China y Estados Unidos llevan casi dos décadas compitiendo por la supremacía económica a nivel mundial, lucha que se intensificó desde China decidió ingresar a la OMC a finales del 2001. En América Latina, esta puja entre los dos gigantes ha redefinido la manera en que cada país ha ido estableciendo sus relaciones comerciales. Colombia, por tradición, ha mantenido a Estados Unidos como su principal socio comercial, pero los datos recientes muestran que el gigante asiático está a punto de cambiar esta dinámica.
Si nos devolvemos unos meses al cierre de 2024, el comercio entre Colombia y China reportó haber alcanzado cifras sin precedentes. Según datos oficiales de la DIAN y el DANE, cerca de un 25,6% de las importaciones colombianas provienen de China, mientras que Estados Unidos conserva una ligera ventaja con un 26,4%. Esta mínima diferencia representa para mí una verdad inocultable, y es que no pasarán muchos meses antes de que China se convierta en nuestro principal proveedor de bienes y productos, marcando un antes y un después en la relación comercial entre ambos países.
El desmedido crecimiento chino en el comercio internacional hace parte de un proyecto país que vienen elaborando desde hace casi tres décadas. Y aunque culturalmente existan un centenar de barreras que dificultan su comercio con el latinoamericano, el trabajo en el tiempo de los orientales ha resultado en que hoy para la mayoría de los países de América Latina, China ya es su principal socio comercial, superando a Estados Unidos aplicando una estrategia altamente efectiva: producción masiva que les permite ofrecer precios supremamente competitivos.
Mientras que Estados Unidos ha mantenido un enfoque en la garantía y el valor agregado, China ha conquistado mercados enteros con costos bajos y eficiencia en la distribución. Esto mucho más alineado a un mundo cada vez más consumista y competitivo. A esta estrategia se suma la expansión de sus megafábricas y rutas marítimas, proyectos que, en el corto plazo, reducirán aún más los tiempos de entrega y los costos logísticos, aumentando la dependencia global de sus exportaciones.
Para Colombia esto plantea un escenario con ventajas y riesgos. Por un lado, es innegable que acceder a productos chinos más baratos tiene un impacto positivo en ciertos sectores económicos y en el poder adquisitivo de los consumidores. Esto se evidencia en la popularidad de plataformas como Temu y Aliexpress entre los ciudadanos nacionales. Sin embargo, también incrementa la vulnerabilidad del país ante posibles fluctuaciones geopolíticas y, sobre todo, pone en riesgo pequeñas, medianas y grandes industrias nacionales que simplemente no pueden competir con sus feroces costos de producción.
Si algo hemos aprendido bajo el gobierno actual es que las relaciones comerciales pueden cambiar de rumbo en un abrir y cerrar de ojos por razones ajenas a lo puramente económico, como sanciones, disputas diplomáticas o altercados en Twitter. Y siempre será necesario que los emprendedores y las empresas nacionales analicen nuevos panoramas.
Sin dejar a un lado su dominio exportador, China también representa un mercado interno con más de mil millones de consumidores. En este punto, es clave que nuestro país y sus empresarios no solo se limiten a ser un comprador de sus manufacturas, sino que también aprovechen las oportunidades de exportación hacia el gigante asiático. Productos como el café colombiano han ganado terreno en ese mercado, y hay margen para la expansión en muchas otras industrias. La apertura de nuevas rutas y tratados comerciales con China podrían ser una estrategia inteligente para diversificar el destino de nuestros productos y mitigar riesgos en un mundo cada vez más interconectado.
Si Colombia aspira a consolidar su desarrollo económico a largo plazo, debe estar preparado para ver en China no solo un proveedor que representa ventajas en costos, sino también -y principalmente- un mercado de oportunidades que puede generar crecimiento y estabilidad en tiempos inciertos.
Con el aroma de un café Entorno, los saludo,
Santiago Ospina López.
