Diario del Huila

¿Certificación Para Qué?

Sep 20, 2025

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AMADEO GONZALEZ TRIVIÑO

Hemos comprendido que el proceso político que estamos viviendo, en esta Colombia violenta, de caos, de corrupción, de bandidaje por todas las instituciones y con una alta impunidad y una polarización alimentada por las extremas ideológicas y especialmente por los medios de comunicación que se consideran el cuarto poder, nos tienen al borde de un colapso sin precedentes y se encarga de reafirmar la inestabilidad que se vive hace más de doscientos años, cuando dejamos de ser colonia.

Y en este papel estelar de las confrontaciones, sin lugar a dudas, llega el tema de descertificación de los Estados Unidos, como un aliciente para la clase política que no está en el poder, y alimentar y sacar beneficios y aprovecharse de la ingenuidad y de la ignorancia de la mayoría de los colombianos, para predecir la necesidad de retomar el poder, de volver a ser los destinatarios del mandato popular, que siempre se ha equivocado por las prebendas, por las dádivas y porque en su gran mayoría de veces, hemos sido víctimas del engaño y de la puerilidad de las ofertas partidistas en campaña política, que no dejan de ser más que viejas ilusiones que nunca se concretan y que nunca se someten al juicio histórico de responsabilidad política, como debería hacerse.

Que los entes de control establecidos en la Constitución Política de Colombia han fallado. Es cierto. Que no hemos tenido una justicia real y verdadera para enfrentar el drama del manejo de la corrupción y de todas aquellas formas que salpicó el narcotráfico, entre otros, con la parapolítica juntos, las instituciones del Estado, ha sido sin lugar a dudar, un especial elemento que no hemos querido entender y comprender, para saber que por el momento, las esperanzas de la renovación y del cambio, se centran en propuestas que se aparejen a la defensa de lo público, hacia la recuperación del espíritu de la carta magna y sobre todo, de llegar a las comunidades con políticas públicas de contenido general y de beneficio colectivo, como se advierte en los últimos tres años del actual gobierno nacional.

Somos conscientes de que hay que perseguir el crimen, que la sociedad está comprometida con buscar el sendero que nos permita comprender la necesidad de una paz total, y que es necesario adelantar procesos institucionales, con trasparencia y con la verdadera fuerza de la convicción, para que renazca la esperanza de un mejor mañana, y todo ello es posible, si dejamos atrás la vieja comprensión de ser un país mendicante del apoyo extranjero para la lucha contra el crimen, porque hemos perdido hasta la capacidad de darnos nuestras propias normas, que al copiar el proceso procesal vigente, se ha pecado y se han desconocido las verdaderas estrategias para hacer realidad el sendero implacable de la administración de justicia, como sigue siendo el sueño de muchos y la gran desilusión de la mayoría de los colombianos, o qué otra cosa podemos sentenciar del sistema penal acusatorio que se implementó en Colombia, cuando no estábamos preparados para ello.

Que nos certifiquen por estar rescatando los valores y principios de la armonía social, es una exigencia que tenemos que empezar por elevar y demandar todos los colombianos, que nos certifiquen por estar haciendo las cosas bien, es un postulado que solo puede surgir de nosotros mismos y no de quien como el coloso del Norte, pretende someternos y con el pie sobre el cuello, hacer que doblemos la rodilla para someternos a sus caprichos y para permitir que se haga y se construya el imperio del poder.

Que sacamos que nos certifiquen para entregarnos pequeñas dádivas por el gran sacrificio en la lucha contra el crimen de un hecho que los norteamericanos no han sido capaces de erradicar en el comportamiento humano de sus propios habitantes. Porque tenemos que ser el chivo expiatorio de una política que solo nos ha traído una forma de acrecentar el poder económico de unos, especialmente de quienes nos han gobernado, que bajo la sombra del narcotráfico han hecho del poder el fundamento de su política hegemónica. Por todo esto, no nos quejemos. Sin certificación seguiremos siendo colombianos y buscando una sociedad más justa e igualitaria. Vamos por el cambio y la renovación social, política y humana y muy pronto florecerán las alamedas por donde transite el hombre libre, libre…

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