Julio Bahamón.
La presencia de Diosdado Cabello, segundo hombre del régimen dictatorial de Venezuela y partner (socio) del criminal Nicolás Maduro, en la región del Catatumbo, región afectada históricamente por la violencia, se puede interpretar como un aliento a los narcoterroristas y un mensaje al mundo de lo que serían capaces de hacer los barbaros dictadorzuelos y para revelar que el régimen del sátrapa estaría dispuesto a todo, con el fin de desviar la atención sobre el fraude electoral con el que le robaron las elecciones al Dr. Edmundo González Urrutia.
Las implicaciones que tiene su presencia en territorio colombiano son mayúsculas para la paz de nuestra nación, en el entendido de que, su asistencia en el Catatumbo lo podrían entender las guerrillas como un apoyo a sus fechorías.
Dada la cercanía de Gustavo Petro a Nicolás Maduro y su silencio, es fácil deducir que el gobierno de Colombia estaba al tanto del accionar de los despojadores en el vecindario.
Venezuela de tiempo atrás es percibida como refugio seguro para los líderes de los grupos alzados en armas, en especial de los del ELN, lo que podría fortalecer su calidad de agrupación, de reorganización y de crecimiento en hombres y en armas. Eso, en un gobierno cómplice como el de Petro dificultaría a nuestro ejército neutralizar sus actividades y el negocio del narcotráfico, los secuestros, el reclutamiento forzado de menores, el desplazamiento de campesinos, convirtiendo esa región en territorio de nadie, habilitado para la presencia de ejércitos extranjeros, como el de Venezuela.
El gobierno nacional era consiente que eso iba a ocurrir desde cuando se dio inicio a la mesa de diálogo con sus cabecillas, y guardo silencio.
Cabello en Colombia avivo las tensiones diplomáticas en el hemisferio, pues su presencia interfiere los asuntos internos del país., y ha quedado en evidencia que el régimen del dictador Maduro está favoreciendo a los grupos armados ilegales.
La otra consideración que se deduce es que el monstruoso proceso de paz con los helenos siempre fue una farsa, ya que era una verdad incuestionable el respaldo de Venezuela al ejército de salvación nacional lo que deslegitima las conversaciones de paz, y reduce el apoyo público hacia estas iniciativas.
La visita de Diosdado Cabello al Catatumbo es una provocación invasora que ha puesto a prueba la lealtad de nuestras fuerzas armadas con la democracia y con el estado de Derecho. Doscientos años de historia de un ejército glorioso y valiente han quedado en vilo a la espera de una respuesta oficial de parte de un ejecutivo pusilánime. Históricamente hemos visto a nuestras fuerzas armadas defendiendo al pueblo, y combatiendo a quienes tanto daño le han hecho. Hoy señores generales el ejército nacional no puede ser inferior a sus obligaciones. Defenderemos el Catatumbo a como dé lugar, como defenderemos cada centímetro cuadrado del territorio, la bandera y la libertad.
