Durante más de dos meses, el centro penitenciario del municipio de Pitalito enfrentó una seria emergencia sanitaria por un brote de tuberculosis. Aunque la situación generó gran preocupación entre las autoridades locales, actualmente el panorama es más alentador: solo se reportan dos casos activos, los cuales están bajo control médico y aislamiento preventivo. No obstante, el hacinamiento carcelario continúa siendo un problema estructural de fondo, con un sobrecupo que alcanza casi el 100 %.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
La tuberculosis en los establecimientos carcelarios de Colombia representa una crisis sanitaria de proporciones alarmantes, agravada por las condiciones de hacinamiento, la precaria infraestructura y las deficiencias en la atención médica. La cárcel de Pitalito, en el sur del Huila, no ha sido la excepción.
Durante el periodo más crítico, las personas privadas de la libertad debieron afrontar una oleada de contagios que obligó a las autoridades penitenciarias a implementar medidas de contención, como la suspensión de visitas familiares y el aislamiento por bloques. Estas decisiones, aunque restrictivas, permitieron frenar la propagación de la enfermedad.
“Tuvimos una alerta bien importante, en la medida en que se nos había alborotado el tema de la tuberculosis, y eso nos llevó a tomar algunas acciones. Acciones que fueron adoptadas directamente por el INPEC, como la suspensión de visitas y el aislamiento de muchos patios”, explicó el alcalde de Pitalito, Yider Luna Joven.
Gracias a la intervención coordinada entre el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), la administración municipal y las autoridades sanitarias, se logró controlar el brote. Aunque todavía se registran dos casos activos, los pacientes están debidamente aislados y bajo vigilancia médica, lo cual genera tranquilidad entre los funcionarios y familiares.
“Debemos mencionar que, gracias a las acciones tomadas de manera conjunta con el INPEC y la administración municipal, arrancamos unas campañas no solo de atención a las personas que presentaban esta patología, sino también enfocadas en la prevención”, agregó el mandatario.
Como parte del enfoque preventivo, el centro carcelario conmemoró el Día Mundial de la Tuberculosis, promoviendo jornadas educativas sobre el autocuidado y la identificación de síntomas. Estas actividades involucraron directamente a la población reclusa.
“Esta iniciativa la hicimos con el objetivo de que se concientizaran sobre lo grave que puede ser esta enfermedad. Muchos prefieren quedarse callados y no decir nada, y eso, además de enfermar a otros, genera un efecto cadena por el simple hecho de estar en contacto. Por eso se encendieron las alarmas en los patios”, precisó Luna Joven.
Durante los dos meses de emergencia sanitaria, las autoridades adoptaron un plan de contingencia que incluyó la reubicación de internos, reforzamiento de los protocolos sanitarios y visitas médicas constantes.
“Debo destacar que, gracias a las acciones continuas en las vigencias 2024 y 2025, hoy tenemos solo dos personas aisladas por esta patología. Con las medidas adoptadas, afortunadamente ya no enfrentamos mayores complicaciones”, indicó el alcalde.

Trabajo social y procesos de resocialización
Más allá de la gestión de la crisis sanitaria, en Pitalito se vienen adelantando diversas iniciativas de resocialización con las personas privadas de la libertad. Estas acciones buscan ofrecer oportunidades de formación, trabajo comunitario y reconstrucción del proyecto de vida de los internos.
“La cárcel de Pitalito es una cárcel regional que no solo recibe población del municipio, sino también de los municipios del sur del Huila e incluso de departamentos como Putumayo. Allá se están tomando decisiones importantes: tenemos una escuela dentro de la cárcel, estamos capacitando a los internos, y algunos incluso salen a los barrios a lavar polideportivos, realizar obras sociales, limpiar sectores, todo en articulación con la comunidad”, relató Luna Joven.
Además, dentro del penal se han implementado talleres de artesanías, carpintería y fabricación de implementos deportivos como mallas para canchas sintéticas. Incluso, se creó una orquesta musical compuesta por internos, que ha tenido presentaciones públicas durante las ferias del municipio.
“Es una experiencia de resocialización muy bonita. Durante la feria les dimos un stand gratuito para que pudieran mostrar y vender sus productos. Con las mujeres privadas de la libertad que hoy tienen prisión domiciliaria, mi esposa, como gestora social, junto al SENA, el INPEC y otras entidades, las capacitó en manualidades y les entregamos capital semilla. Posteriormente hicimos una feria de emprendimiento para que pudieran comercializar sus productos y así generar ingresos que mejoren su calidad de vida y la de sus familias”, enfatizó.
Actualmente, son alrededor de 40 mujeres las que participan en estos emprendimientos productivos. Para este año, se espera continuar con las capacitaciones y seguir entregando recursos para fortalecer estos proyectos.
“El año pasado atendimos a cerca de 40 mujeres privadas de la libertad en esa feria de emprendimiento. Esperamos este año darles continuidad, seguirlas apoyando con formación, con capital semilla y sobre todo brindarles herramientas reales para tener ingresos y mejorar sus condiciones de vida”, precisó el alcalde.

Hacinamiento: un problema estructural sin solución a la vista
Pese a estos avances en salud y resocialización, la cárcel de Pitalito sigue enfrentando un grave problema de hacinamiento. La infraestructura del penal fue diseñada para albergar a 600 personas, pero actualmente allí conviven entre 1.100 y 1.200 internos, lo que representa un sobrecupo superior al 100 %.
“La cárcel está diseñada para unas 600 personas y mantenemos una población entre 1.100 y 1.200. Eso significa que tenemos un hacinamiento crítico, estamos doblando la capacidad instalada. Es una situación bastante compleja. Además, hay múltiples incumplimientos por parte del INPEC y la USPEC. Tenemos dos patios que podrían habilitarse para aliviar esta situación, pero desde el año pasado nos vienen haciendo promesas que no se han cumplido”, denunció Luna.
El exceso de población carcelaria no solo agrava los problemas sanitarios, sino que también deteriora las condiciones de seguridad y convivencia en el penal. A esto se suma que Pitalito, como cárcel regional, recibe población reclusa proveniente de otras jurisdicciones, lo que incrementa aún más la presión sobre la infraestructura.
“Tenemos un patio que podría habilitarse con solo mejorar los pisos y los techos, pero es responsabilidad del Gobierno Nacional, a través de la USPEC, el INPEC y su operador logístico. Han hecho visitas, han evaluado, pero no se toman decisiones concretas. Nosotros, como administración local, no tenemos competencia directa sobre estas inversiones”, concluyó el mandatario.
Datos clave de la situación en Pitalito
- Capacidad oficial de la cárcel: 600 internos
- Población actual: Más de 1.100 internos
- Casos de tuberculosis en la emergencia: Más de 15 inicialmente, actualmente solo 2 activos
- Medidas adoptadas: Aislamiento de patios, suspensión de visitas, campañas educativas y tamizajes
- Tiempo de duración de la crisis: Aproximadamente 2 meses
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