Por: María del Carmen Jiménez
El modelo de desarrollo capitalista imperante en el mundo está impregnado de usura, especulación y codicia, Han puesto a su servicio todos los aparatos del estado. En el caso colombiano, durante décadas no ha protegido al ciudadano sino al negocio.
La plusvalía dejó de ser incentivo y se convirtió en castigo, funciona solo para los que viven del esfuerzo de los trabajadores; no crean sino que extraen, solo ven cifras, y ganancias excesivas, no derechos.
En economía la plusvalía se refiere al excedente de valor creado por el trabajo de las personas, que es apropiado por los capitalistas, es el valor no pagado en su salario a los trabajadores que se transforma en ganancia para los dueños de los medios de producción. Ahí radica la esencia de la explotación capitalista.
El capitalismo es un sistema de producción de plusvalía más que un sistema de producción de bienes donde los patronos son los únicos beneficiados, a quienes solo les importa la acumulación desmedida de riqueza. A mayor riqueza del empresario más pobre es el trabajador. Se acentúa cuando se extiende la jornada laboral y se recortan derechos. En nuestro país la mayoría de gobiernos han estado al servicio de las oligarquías que concentran la riqueza, (o de las mafias) porque son sus voceros, o porque estos financian sus campañas para incidir en las decisiones de poder encaminadas a defender la propiedad de su riqueza.
Por ello cercenan derechos laborales como lo hizo el gobierno de Alvaro Uribe Vélez en 2002. Hizo aprobar la Ley 789 que reformó el Código Sustantivo del Trabajo mediante el cual entre oros aspectos: prolongó la jornada laboral hasta las diez de la noche para recortar el pago de horas extras; evitó que se pagaran festivos y dominicales al ciento por ciento y los redujo al 75% Este ejemplo demuestra que muchos gobiernos y el Congreso toman decisiones a favor del gran capital y no de los trabajadores ni el pueblo en general. Por eso son radicales para negar la aprobación de las Reformas Sociales que se requieren, propuestas por el actual gobierno.
Las Reformas buscan minimizar los efectos negativos del capitalismo salvaje como la desigualdad y la explotación laboral. Por ello, es necesaria la implementación de políticas y practicas que prioricen el bienestar social y la justicia. Ya es hora que entiendan que se debe humanizar el sistema capitalista buscando un equilibrio entre el crecimiento económico y el bienestar social para reducir tanta desigualdad.
Es hora de imprimirle rostro humano a este modelo cruel. Deben aprender siquiera un poco a democratizar la plusvalía.
