Aníbal Charry González
Como tantas veces lo he dicho, por cuenta del sistema político electoral podrido que ha convertido la política en una mafia, no podríamos tener menos que una campaña electoral, caótica, politiquera y de odio, generada por un enjambre de 32 partidos sin ideología convertidos en simples dispensadores de avales al mejor postor y con clientelas contaminadas y, claro, de precandidatos a porrillo sin peso específico con contadas excepciones, y lo que es todavía más caótico, con 91 grupos de ciudadanos recogiendo firmas en un ejercicio sin antecedentes en el mundo, donde producto de esta feria electoral contaminada no se le niega la firma a nadie por repudiable que sea el precandidato con tal de que tenga con que pagar la recolección.
Por eso en la reciente encuesta realizada por INVAMER, lo único que ha quedado claro, gústele o no a quien no le gustare, es que hay un solo precandidato que ha demostrado seriedad y coherencia política con un verdadero plan de gobierno que ha condensado en 3 revoluciones con los cambios estructurales y renovadores que necesita nuestro país, seleccionado en una consulta que sacó más de 1.5 millones de votos, y de ahí que en la encuesta lo hayan escogido como absoluto ganador con 31,9 %, casi doblando al segundo con 18,2 por ciento: el cuestionado e ingrávido candidato de la ultraderecha, Abelardo de la Espriella, que adelantó una estrategia mediática y costosa que le permitió recoger 5 millones de firmas que no se reflejaron en la encuesta, que tiene literalmente a la derecha y ultraderecha dándose contra las paredes, al ver pasos de animal grande con Cepeda, que derrota en todas las combinaciones a cualquiera de sus contendores en segunda vuelta.
Y por supuesto, ante la amenaza, han salido los opositores a atacarlo compitiendo en ruindad, como el oportunista sin historia Enrique Gómez, -salvo la violenta de su abuelo Laureano Gómez-, presidente del partido Salvación Nacional que fundara su tío Álvaro Gómez Hurtado, que debe estar revolcándose en la tumba al haber escogido como candidato al veleidoso ex ateo y ahora ferviente creyente como salvador nacional, prometiendo para recuperar la seguridad destripar a la izquierda; quien ha sindicado a Cepeda de tener una agenda podrida; y Álvaro Uribe, como el apóstol de las cárceles; y al invisible Juan Carlos Pinzón, afirmando que la narcoeconomía quiere llevar a Cepeda al poder, generando más odio y violencia como única estrategia -que la encuesta demostró ya muy pocos les copian- ante la imposibilidad de hacer propuestas serias de gobierno para revertir los gravísimos problemas de desigualdad, corrupción y violencia que la derecha ha creado desde hace más de 200 años.
