Ruber Bustos Ramírez
Esta semana, en el municipio de Pitalito, el primer productor de café del país, pude ser parte de un encuentro crucial para el futuro de la caficultura colombiana. La Gerencia General de la Federación Nacional de Cafeteros se reunió con las bases cafeteras en el marco del ejercicio denominado CaféIdeas “La Fuerza de Todos”. Este espacio no solo tuvo como objetivo escuchar, sino también construir una Federación más fuerte, inclusiva y sostenible, cimentada en el conocimiento y las experiencias de quienes somos el alma de esta industria: los caficultores.
Pitalito, reconocido por la calidad de su café y su protagonismo en el sector, fue el escenario perfecto para este ejercicio de diálogo genuino. Los caficultores, quienes con nuestro esfuerzo diario mantenemos viva la tradición cafetera, tuvimos la oportunidad de compartir nuestras inquietudes, propuestas e ideas con la Gerencia General. Este ejercicio no es solo una reunión más, sino una apuesta decidida por la escucha activa y el compromiso de hacer de la Federación una organización que refleje las verdaderas necesidades de quienes estamos en el campo.
La historia de la Federación Nacional de Cafeteros siempre ha estado marcada por la unión de fuerzas. A lo largo de sus casi 100 años de existencia, la institución ha encontrado su mayor fortaleza en las ideas de los caficultores, en nuestra capacidad de soñar y proponer soluciones ante las dificultades. La mayor riqueza de nuestra Federación no reside únicamente en el café que exportamos, sino en el ingenio, la perseverancia y la dedicación de los productores, así como en la labor de quienes implementan esas ideas.
Las ideas son como las semillas del café. Son pequeñas, pero con el cuidado adecuado, pueden crecer y dar fruto. Sin embargo, no basta con plantar una semilla. Es necesario regarla, abonarla y protegerla para que pueda desarrollarse plenamente. De la misma manera, las ideas de los caficultores necesitamos ser escuchadas, valoradas y, sobre todo, llevadas a cabo. En esta etapa, el papel de la Gerencia General ha sido fundamental. No solo se han mostrado dispuestos a escuchar, sino a actuar, a convertir esas ideas en acciones concretas que beneficien a todos.
La transformación de la caficultura que necesitamos en estos tiempos complejos no puede venir de arriba hacia abajo. Debe surgir de las bases, de las voces de quienes conocemos de primera mano los retos del sector. Hoy, más que nunca, es esencial que todos los actores involucrados en esta industria nos mantengamos unidos y comprometidos con la búsqueda de soluciones conjuntas. La coyuntura actual es difícil, pero es precisamente en estos momentos cuando la unión y la voluntad de escuchar y hacer son más necesarias.
La FNC ha logrado mantenerse firme durante casi un siglo gracias a su capacidad de adaptarse y evolucionar. Y hoy, esa evolución se hace más urgente que nunca. Los caficultores estamos siendo escuchados, y esta apertura al diálogo es clave para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento de la Federación.
El éxito de la caficultura colombiana no dependerá únicamente de factores externos o económicos, sino de nuestra capacidad para seguir construyendo juntos.








