Esta es la historia de una familia cafetera del municipio de Colombia, donde ha pulso se han dado a conocer y ya llevan 3 años emprendiendo. Su café ya ha pasado la frontera y buscan seguir creciendo.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
Desde la vereda Antillas, del municipio de Colombia (Huila), las montañas y los amaneceres huelen a café recién tostado y a esperanza. Allí, Juan Pablo Garcés decidió dar un paso más allá del legado familiar y transformar su herencia cafetera en un sueño con nombre propio: ‘Café Amanecer Andino’.
Pese a que su marca solo lleva tres años en el mercado, el café ha sido parte de su vida desde siempre y ya ha logrado posicionarse a nivel nacional e internacional, no obstante, esperan seguir creciendo y que ‘Café Amanecer Andino’ sea probado por todo el mundo.
“Venimos de familias caficultoras, esto se hereda, se aprende desde el alma. Lo que comenzó como una tradición familiar se convirtió en un emprendimiento que combina historia, innovación y amor por la tierra, trabajamos día a día para ser mejores”, indicó Juan Pablo.
Sin embargo, cuenta que el camino no ha sido fácil, emprender es difícil, sobre todo en una industria que muchos conocen solo por costumbre, pero pocos comprenden cuál es su profundidad.
“Hemos hecho todo a pulso, paso a paso, sin grandes apoyos, solo con esfuerzo y constancia”, relató el emprendedor.
Gracias a su determinación le ha abierto puertas importantes, ha tenido la oportunidad de participar en ferias y espacios de emprendimiento, donde ‘Café Amanecer Andino’ ha traspasado fronteras y ha logrado posicionarse. Hoy su producto llega a Canadá, Estados Unidos y Chile, además de estar presente en restaurantes de Neiva como El Patio, donde los comensales pueden degustar su sabor auténtico y comprarlo directamente.
De acuerdo con el emprendedor, su café se exporta cada dos meses entre 30 y 50 kilogramos de café tostado y sus ventas mensuales alcanzan alrededor de cinco millones de pesos, cifra que se duplica gracias a las exportaciones.

Pero más allá de los números, Juan Pablo valora el reconocimiento que su marca ha ganado: “Más que vender, lo que queremos es que nos conozcan, que sepan que desde el norte del Huila también producimos café de alta calidad”.
Es importante decir que en su finca cultivan tres variedades que reflejan el cuidado y la experimentación del caficultor moderno: Cenicafé, completamente orgánico; Castillo, con una fermentación de 120 horas; y Bourbon amarillo, su joya más preciada.
“El bourbon amarillo es el que más nos distingue. Tiene un sabor apanelado y chocolatado, un dulzor natural que lo hace especial. Pocos productores lo cultivan, por eso nos sentimos orgullosos de conservarlo”, explicó Juan Pablo.
El proceso es completamente artesanal y controlado por ellos mismos: tuestan, muelen, empacan y distribuyen el café bajo su marca, asegurando que cada libra conserve su aroma y esencia. El Bourbon Amarillo cuesta 50.000 pesos, el Castillo 35.000, y el Cenicafé 40.000, disponibles en grano o molido, según la preferencia del cliente.
“Todo lo hacemos nosotros mismos, con nuestras manos. Desde la cosecha hasta el empaque”, enfatizó Juan Pablo. Esa autonomía ha permitido a ‘Café Amanecer Andino’ consolidarse como un emprendimiento sólido, con identidad y proyección internacional”, precisó el cafetero.
Hoy, quienes deseen probar este café nacido en las alturas del Huila pueden encontrarlo en redes sociales como @CafeAmanecerAndino o en el restaurante El Patio, en Neiva, donde tienen una vitrina permanente. Además, ofrecen domicilio gratuito en la ciudad para quienes quieran disfrutar desde casa el sabor del campo hecho emprendimiento.
Finalmente, entre las montañas, el aroma del Amanecer Andino sigue creciendo. Es más que un café: es una historia de esfuerzo, tradición y orgullo huilense que demuestra que los sueños, al igual que los granos de café, florecen mejor cuando se cultivan con amor.








