ECONOMÍA
En Perugia, Italia, entre calles colmadas de visitantes y el aroma del cacao, dos emprendimientos huilenses exhiben su trabajo artesanal en Eurochocolate 2025, uno de los festivales más importantes del sector. Chocolatería Shalena y Cacahuarte forman parte del pabellón dedicado a Colombia.
Cada noviembre, desde 1992, Perugia se transforma en un corredor interminable de vitrinas, talleres y degustaciones. Eurochocolate, uno de los festivales más reconocidos del sector, reúne a miles de visitantes interesados en entender cómo cambia el chocolate según su origen, el procesamiento, la genética o el uso culinario. En su edición 2025, que empezó el viernes 14 y se extiende hasta mañana, 23 de noviembre, participan productores de Trinidad y Tobago, Ecuador, Venezuela, países africanos, el Caribe y otros territorios donde el cacao hace parte de la cultura agrícola. Colombia está como país invitado principal y el pabellón internacional dedica un espacio exclusivo al país con muestras provenientes de seis departamentos, entre ellos el Huila, representado por Chocolatería Shalena y Cacahuarte.
Una ruta de aromas que inicia lejos del festival
En el Huila, el cacao crece en 35 de sus 37 municipios. Aunque el departamento es más conocido por el café, hace años consolidó una base productiva capaz de garantizar volúmenes y calidad para el mercado de cacao fino. La presencia de las dos marcas en Eurochocolate no solo representa una oportunidad comercial sino también la confirmación de que el departamento ha venido forjando una línea de trabajo que combina tradición campesina y transformación artesanal. En Perugia, entre los pabellones, stands y laboratorios donde expertos analizan perfiles sensoriales, estas dos marcas exponen un proceso que empieza en las veredas, en cultivos donde la sombra, la altitud y el manejo de la poscosecha definen un cacao que busca posicionarse.
Chocolatería Shalena, una apuesta colectiva
Karem Castro, representante de Chocolatería Shalena, reconoce que llegar al festival es una forma de mostrar el trabajo de varias asociaciones del departamento. Su proyecto hace parte de un proceso mayor en el que mujeres rurales han encontrado en el cacao un camino para emprender. Venimos a representar parte del trabajo que se está haciendo en el Huila con las mujeres asociadas, porque todo esto es por medio de la asociatividad, explica mientras organiza sus productos en el estand.
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Para Shalena, la trazabilidad es una condición irrenunciable y el cacao que transforma proviene de Algeciras, municipio ubicado a 1528 metros de altura y reconocido como la despensa agrícola del Huila. Castro destaca que Colombia compite en el festival con chocolates de diversos porcentajes y estilos, pero lo que lleva Shalena se diferencia por preservar sabores que remiten a la región. Sus tabletas buscan capturar aromas del subnorte del departamento con perfiles que varían según cada lote de cacao. Nos encargamos de conservar los sabores de la tierra opita, señala.

En Italia, las presentaciones de Shalena han despertado interés por su identidad regional. Visitantes y compradores se detienen a preguntar por el origen de los granos, los procesos de poscosecha y la historia detrás de cada tableta. Varios asistentes del sector chocolatero han resaltado que el trabajo de la marca mantiene un equilibrio entre tradición artesanal y estándares actuales del chocolate fino. La colección que exhiben en Perugia fue diseñada como una narrativa de origen, donde cada producto conecta con las familias productoras que están detrás del cultivo, un elemento que los organizadores del festival han valorado como un aporte a la diversidad del evento.
Cacahuarte, un emprendimiento comunitario
A unos metros del estand de Shalena, Cacahuarte exhibe su portafolio. Su representante, Martha Clara Meneses, cuenta que cada producto que llevan a Italia nace en un proceso artesanal que involucra a mujeres del municipio de Elías. Muy contenta de estar en esta experiencia. Nos han dado la oportunidad de conocer muchas experiencias del cacao e intercambiar conocimientos. Hemos compartido con diferentes países, además de capacitaciones, relata. El proyecto inició como un esfuerzo por aprovechar la producción local y con el tiempo se consolidó en una línea de derivados que van desde el cacao natural hasta presentaciones endulzadas con panela orgánica.

Somos un grupo de mujeres emprendedoras del municipio de Elías. Queremos mejorar nuestra región y a partir de nuestra riqueza agrícola ofrecer un producto de calidad para el consumo en el hogar u oficina, describe Meneses. La marca llega a Eurochocolate como la voz de familias que han sostenido la producción de cacao a pequeña escala y que hoy se ven en un evento donde se discuten estándares internacionales.
En Perugia, Cacahuarte ha logrado posicionarse como un producto cercano, hecho a mano y con una identidad comunitaria que resalta en un festival dominado por grandes casas chocolateras. Los visitantes encuentran en sus productos una propuesta que mezcla tradición campesina, ingredientes naturales y una cadena productiva liderada por mujeres. Para varias delegaciones internacionales, su estand se ha convertido en un ejemplo de cómo pequeños proyectos rurales pueden entrar a vitrinas globales sin perder su esencia ni su arraigo territorial. Las muestras endulzadas con panela, en particular, han generado curiosidad por su perfil sensorial distinto frente a chocolates europeos.
Un festival que funciona como vitrina, escuela y laboratorio
Eurochocolate no es únicamente un espacio para exponer productos. Su agenda académica es uno de los principales atractivos, especialmente para quienes buscan actualizar conocimientos o explorar nuevas tendencias. Este año, el CHOCOLAB vuelve a recibir expertos como Roberto Caraceni, Cacao Motum y Color Cacao. Durante diez días, el festival ofrece talleres sobre evaluación sensorial, cacaos de distintas procedencias, armonías entre café y chocolate, maridajes con ron, vino y grappa y recorridos experienciales que acercan al público a diversas formas de interpretar el cacao. Las actividades incluyen demostraciones, laboratorios prácticos y espacios especializados para productores.
Para emprendimientos como los huilenses, asistir a estos encuentros significa entrar en contacto con innovaciones del mercado mundial. En un sector donde el origen, la poscosecha y las técnicas de producción cambian constantemente, la actualización marca diferencias. También es un momento para establecer relaciones, identificar nuevas oportunidades comerciales y medir cómo se posicionan sus productos frente a otros chocolates de origen.
Colombia como país invitado
La presencia colombiana este año tiene un peso especial. Al ser el país invitado principal, Eurochocolate dedica parte de su programación al cacao colombiano. La Fundación Carlota presenta espacios para hablar de cacaos de excelencia y de posibilidades en mercados internacionales. También hay degustaciones de proyectos de Antioquia, Arauca y otras regiones. Para el Huila, esto representa una oportunidad de mostrar su producción y de reafirmar que hace parte de un país que viene consolidándose en el mapa del cacao fino. Aunque departamentos como Santander han tenido una trayectoria más visible, el Huila ha ingresado en la conversación con fuerza gracias con su diversidad de climas, manejo poscosecha y la articulación entre pequeños productores.

En el pabellón colombiano, los visitantes recorren muestras que van desde chocolates oscuros con porcentajes altos de cacao hasta presentaciones que incorporan frutas, especias o mezclas contemporáneas. Shalena y Cacahuarte se integran a este conjunto con propuestas que mantienen la esencia rural del Huila y que los organizadores del festival han destacado por su autenticidad.
El camino detrás de la convocatoria
El proceso para seleccionar a los representantes colombianos inició meses antes del festival. En julio se socializó el evento y entre agosto y septiembre se abrió la convocatoria para productores de todo el país. La selección final se publicó el 6 de octubre y destacó a los emprendimientos que cumplían requisitos de calidad, innovación y formalización. El resultado dejó seis departamentos beneficiados, entre ellos el Huila, cuya participación incluye presencia en el pabellón internacional y acceso a espacios académicos y comerciales. Este mecanismo busca visibilizar a pequeños y medianos chocolateros que sin una plataforma internacional tendrían dificultades para llegar a mercados europeos. La selección de emprendimientos liderados por mujeres también responde a una tendencia global que reconoce su papel en la cadena del cacao.
Lo que aprenden los productores
La agenda del CHOCOLAB es extensa y los talleres funcionan como espacios de intercambio para productores y expertos. Los temas más recurrentes giran alrededor de la evaluación del chocolate, las diferencias entre cacaos de diversas procedencias, las armonías entre bebidas y cacao, los aromas regionales y las técnicas de producción contemporáneas. Además, el festival incluye ceremonias del cacao, actividades olfativas como el Laboratorio Perfumes de Perugia y congresos sobre salud, sostenibilidad y cambio climático. Una de las discusiones más esperadas es la conferencia sobre la regeneración de la cadena de suministro del cacao, que aborda los desafíos económicos y ambientales que enfrenta la producción.
Para las representantes del Huila, cada uno de estos espacios es una oportunidad de entender hacia dónde se mueve el mercado global. A partir de estas experiencias pueden ajustar procesos, explorar nuevas líneas de producto y establecer contactos con actores del mundo del chocolate.
Entre calles, vitrinas y talleres
El recorrido por Perugia durante el festival se convierte en una crónica en movimiento. Calles como la Vía Alessi y la Piazza Matteotti se llenan de visitantes que buscan conocer de cerca la diversidad del cacao. Allí, entre charlas, demostraciones y degustaciones, los emprendimientos colombianos presentan sus productos y conversan sobre origen, procesos y técnicas. Para Shalena y Cacahuarte, estas jornadas representan horas de interacción con compradores, turistas y expertos que ven en sus chocolates una muestra de la diversidad agrícola colombiana.
El público europeo suele sorprenderse al saber que el Huila produce cacao en casi todo su territorio y que muchos de los proyectos están liderados por mujeres. En un sector históricamente masculinizado, estas iniciativas se convierten en ejemplos de organización comunitaria y liderazgo local.
Un punto de partida para lo que viene
La presencia de estas dos marcas en Eurochocolate no es un cierre sino una apertura. Para ambas, el festival funciona como una plataforma para repensar estrategias, mejorar técnicas y explorar alianzas. Los contactos que establezcan pueden traducirse en nuevos pedidos, vínculos comerciales o colaboraciones con chocolaterías europeas. Sin embargo, más allá de la proyección internacional, lo que ocurre en Italia regresa a las veredas del Huila, donde cada aprendizaje puede convertirse en un cambio en las fincas, los talleres o las asociaciones.
El valor del festival para el territorio
A lo largo de los diez días del evento, Eurochocolate demuestra que el cacao es más que un producto agrícola y que su historia depende del territorio donde se cultiva. Para el Huila, estar presente en esa conversación significa reconocerse como parte de un panorama internacional que exige calidad, trazabilidad y trabajo colectivo. Shalena y Cacahuarte llegan a Perugia como marcas, pero regresan como un puente entre una región productiva y un mercado global que mira con atención a Colombia. Su paso por el festival evidencia que el cacao huilense tiene lugar en escenarios donde se define el futuro del chocolate.









