DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez
Con profundo dolor recibí la noticia del fallecimiento de nuestra amada Bertica Calderón, la última amiga de la generación de mi madre que quedaba en Garzón, tierra donde nacimos todos mis hermanos y vivimos muchos años. Bertica y su esposo Efraín Calderón, quien murió hace 15 años, tuvieron seis hijos y criaron como hija a una sobrina. Mientras vivimos en Garzón las dos familias compartieron nacimientos y crianzas, juegos infantiles, acontecimientos para celebrar, tristezas que también las hubo, apoyo mutuo, se generaron lazos de afecto que han perdurado y trascendido con el tiempo. Entre las dos parejas se llamaban compadres, porque fueron padrinos mutuos de algunos de sus hijos. En mi casa nos referíamos a Bertica como la comadre y a Efraín como el compadre, los hijos de ella también les decían así a nuestros padres. Los caminos de la vida nos alejaron un poco, pero el sentimiento que nace de la amistad verdadera siempre ha estado ahí. Recuerdo que Bertica ya con 92 años de edad, viajó a Neiva a visitar a nuestra madre cuando se enfermó, luego dos años después estuvo en su entierro. Aunque ya casi no quería salir a ningún lado, en esos dos momentos se impuso ante sus hijos para que la llevaran a ver a la comadre. Hablando por teléfono con su hija mayor Martha, quien hace siete años regresó de Houston con su esposo Balmore González, a vivir a Garzón, nos manifestó su dolor, pero también satisfacción de haber podido pasar estos últimos años de vida de su madre junto a ella, un verdadero privilegio. Bertica tenía 96 años y nunca se enfermó de nada grave, simplemente la edad le desgastó su organismo y murió en su casa rodeada de los suyos. Fue una mujer buena, como dijo Pablo Parra en el entierro de su esposa, mi prima Nubia, “más buena que el pan”, madre consagrada, esposa ejemplar, amiga incondicional, una matrona. La partida de Bertica nos hace tararear esa bella canción que dice: “Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Y va dejando una huella que no se puede borrar”. Sinceras condolencias a sus hijos Martha, Alba Lucía, Luz Miriam, Gilma, Fernando, Efraín y Clara Eugenia, y a sus nietos, dos de ellos residentes en Houston, quienes viajaron a Garzón para acompañar a su familia. DEP Bertica.
