Redacción Web
El Banco de la República alertó que, si se materializan ciertos riesgos económicos, podría suspender el ciclo de reducción de tasas iniciado en diciembre de 2023. Actualmente, la tasa de intervención se mantiene en 9,25 %, pero un deterioro de las finanzas públicas o un aumento desbordado del salario mínimo para 2026 podrían obligar al Emisor a tomar medidas más restrictivas.
Según el Informe de Política Monetaria, si el Gobierno decreta un incremento del salario mínimo por encima de la fórmula técnica —que combina inflación y productividad—, los costos empresariales subirían, impulsando los precios al consumidor. Esto afectaría el control de la inflación, que sigue lejos de la meta del 3 %.
Además, el endeudamiento público, que ya alcanza cerca del 60 % del PIB, podría aumentar la percepción de riesgo crediticio y afectar la confianza de los inversionistas. Esto elevaría el costo del dólar y depreciaría el peso colombiano.
Demanda interna y presiones inflacionarias
El gerente técnico del Banco de la República, Hernando Vargas, señaló que varios choques internos y externos podrían intensificar los riesgos inflacionarios. Si estos factores se consolidan, la Junta Directiva del banco central tendría que endurecer su política monetaria para evitar un desbordamiento de los precios.
Entre los escenarios más preocupantes se encuentra el fuerte crecimiento de la demanda interna privada, que ha superado el 4 % anual. Si esta tendencia continúa, la economía podría estar creciendo por encima de su capacidad, lo que incrementaría las presiones sobre los precios y reduciría el margen para seguir bajando las tasas.
El Banco advirtió además que este comportamiento podría indicar que la tasa de interés neutral de la economía —aquella que no acelera ni frena la actividad económica— es más alta de lo estimado. En ese contexto, la política monetaria actual dejaría de ser restrictiva y perdería efectividad para contener la inflación.
Choques en precios regulados y riesgos externos
El informe también alerta sobre el impacto que podrían tener los precios regulados, en especial del gas natural, debido a los problemas estructurales de oferta interna. Si se presenta un fenómeno climático que obligue a incrementar el uso del gas para generar electricidad, los costos energéticos se elevarían, generando nuevas presiones inflacionarias.
El BanRep también teme que la persistente desviación de la inflación respecto a la meta del 3 % —cinco años sin cumplirla— provoque un desanclaje de expectativas. Esto ocurre cuando los agentes económicos dejan de confiar en el control del banco central sobre la inflación, lo que podría agravar las tensiones de precios.
En conclusión, el Banco de la República se mantiene vigilante. Si el entorno fiscal o inflacionario se deteriora, no se descarta un ajuste al alza en las tasas de interés, frenando el alivio que los hogares y empresas esperaban ver consolidado en 2025.









