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Así se mueve la negociación del salario mínimo en su fase clave

Dic 8, 2025

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En el país crece la expectativa por la decisión del salario mínimo de 2026, un ajuste que definirá mo se moverán los costos empresariales y el ingreso de millones de familias en un momento en el que la economía aún muestra señales dispares en Colombia.

Diario del Huila, Economía

Por: Andrea Beltrán Cruz

La discusión sobre el salario mínimo para 2026 avanza lentamente y con posiciones que, por ahora, mantienen distancias amplias entre los sectores que integran la mesa tripartita. Mientras el Gobierno insiste en que la decisión debe reflejar la protección del poder adquisitivo de los trabajadores, los gremios empresariales advierten sobre los efectos que un incremento elevado podría generar en la estabilidad de las empresas y en el mercado laboral.

En departamentos como el Huila, donde la estructura empresarial está conformada en su mayoría por micro y pequeñas unidades productivas, la negociación es observada con especial atención. Las voces consultadas coinciden en que el proceso se desarrolla en un escenario económico que no ha logrado recuperar plenamente sus indicadores y que mantiene presiones significativas sobre el aparato productivo.

El comportamiento de la inflación, las proyecciones de crecimiento y las cargas que enfrentan las empresas se han convertido en elementos centrales de un debate que año tras año se repite, pero que en esta ocasión se presenta con matices particulares. La desaceleración económica, los costos operativos en aumento y la incertidumbre tributaria han configurado un panorama que los gremios consideran complejo para absorber un ajuste que supere la productividad. En contraste, las centrales obreras sostienen que el salario mínimo debe responder a la pérdida de poder adquisitivo acumulada y a la necesidad de mejorar las condiciones de vida de la población trabajadora.

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Señales económicas mixtas

El contexto económico del país ha influido en el ambiente previo a la negociación. Aunque la inflación ha mostrado reducciones paulatinas, los precios de bienes y servicios esenciales aún presentan niveles superiores a los observados antes de la pandemia. Este comportamiento ha generado presiones en los hogares, pero también en las empresas, que deben asumir aumentos en los costos de producción, transporte, energía y materias primas.

La productividad, indicador clave para determinar el incremento del salario mínimo, también ha sido objeto de discusión. A pesar de algunos avances sectoriales, la dinámica general no ha logrado un repunte suficiente que permita sostener incrementos amplios sin afectar la capacidad de las empresas para mantener o generar empleo formal. Los analistas coinciden en que el país no ha consolidado un entorno económico que garantice estabilidad para todos los actores, lo que aumenta la tensión en la mesa.

En regiones como el Huila, los efectos de este escenario se han visto reflejados en el comercio, la industria y el sector agropecuario. Los empresarios aseguran que la demanda interna continúa débil, que los costos de operación se mantienen al alza y que la informalidad sigue siendo un desafío estructural. Bajo estas condiciones, la expectativa frente al ajuste del salario mínimo ha tomado un papel protagónico, pues podría impactar directamente la viabilidad de miles de negocios.

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Preocupación por el impacto en las micro y pequeñas empresas

Desde los comités intergremiales y asociaciones empresariales del departamento se ha manifestado reiteradamente que cualquier decisión debe considerar la realidad de las micro y pequeñas empresas. Este segmento es el que concentra la mayor parte del empleo en el Huila y, según los gremios, también es el más vulnerable ante incrementos significativos en los costos laborales.

Voceros del sector productivo insisten en que un aumento desproporcionado podría obligar a algunas unidades empresariales a reducir personal, limitar nuevas contrataciones o trasladar parte de los costos a los precios finales de los productos. Esta situación, afirman, podría generar nuevos efectos inflacionarios y frenar la recuperación económica.

En este escenario, la formalización laboral se mantiene como un reto persistente. El aumento del salario mínimo, sin medidas complementarias que fortalezcan la productividad y reduzcan cargas a las empresas, podría profundizar la brecha entre trabajadores formales e informales. Para los gremios, un ajuste que supere la capacidad real de las empresas tendría repercusiones directas en la estabilidad del empleo.

La visión de los empresarios del Huila

La presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio del Huila, en conversación con el Diario del Huila, señaló que entre los empresarios persiste la preocupación frente a la posibilidad de un incremento elevado del salario mínimo. Explicó que el sector continúa insistiendo en la necesidad de que el análisis tenga un enfoque técnico y se sustente en la situación económica actual del país. Agregó que proteger los derechos de los trabajadores es fundamental, pero advirtió que la sostenibilidad de las empresas también debe ser considerada, pues son ellas las que generan producción y empleo.

“Existe un alto grado de incertidumbre en el sector empresarial. Las principales preocupaciones están dadas por el aumento de los costos laborales, especialmente, para micro, pequeñas y medianas empresas, generando riesgos vinculados al incremento de precios para compensar costos y reducción del empleo formal, que impacta directamente en el crecimiento de la informalidad y retraso en decisiones de inversión. De forma paralela, la persistencia inflacionaria en insumos estratégicos como energía, transporte y alimentos, presiona los márgenes del sector productivo, que hoy están bastante reducidos; el sector empresarial enfrenta altos costos logísticos, costos elevados de materias primas y carga impositiva que limita la capacidad de absorción de costos adicionales, sumado a un factor determinante como lo es la inseguridad”, indicó.

La dirigente gremial afirmó que, en la lectura que hacen los empresarios, existe preocupación por los riesgos asociados a la reducción del empleo formal y al incremento del índice de informalidad si se aprueba un aumento superior a la productividad. Asimismo dijo que ajuste elevado podría generar efectos que se reflejarían en la capacidad de inversión y en la competitividad empresarial.

Una mesa con posiciones distantes

A medida que avanzan las reuniones, las distancias entre los actores de la mesa tripartita siguen siendo evidentes. Las centrales obreras han insistido en la necesidad de un incremento que permita compensar el impacto que la inflación ha tenido sobre los ingresos de los trabajadores. Plantean que el salario mínimo debe garantizar una vida digna y responder a las necesidades básicas de las familias colombianas.

El Gobierno ha manifestado que el aumento debe reflejar las condiciones sociales y económicas del país, además de cumplir con el objetivo de mejorar el bienestar de la población. No obstante, también ha señalado que cualquier decisión requiere equilibrio entre los intereses de trabajadores y empresarios.

Por su parte, los gremios empresariales han mantenido su postura de respaldar ajustes que estén alineados con la productividad. Consideran que un incremento superior podría afectar a sectores que aún no logran recuperarse de la desaceleración económica y que enfrentan un escenario de costos elevados. Este mensaje ha sido reiterado tanto a nivel nacional como regional.

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Un departamento atento a la discusión

En el Huila, la discusión del salario mínimo tiene particular relevancia debido a la composición de su tejido empresarial. La mayoría de negocios del departamento pertenecen a sectores como comercio, servicios, agroindustria, transporte y turismo, segmentos sensibles a las variaciones de costos operativos.

Los empresarios manifiestan que los últimos años han estado marcados por fluctuaciones en la demanda, cambios regulatorios y variaciones en los costos de producción. A esto se suman factores como los altos precios de la energía, que han generado impactos directos en la competitividad regional.

La negociación del salario mínimo se convierte en un componente determinante para proyectar el comportamiento del mercado laboral en 2026. La expectativa frente a la decisión final genera diversas posiciones, pero todas coinciden en que cualquier ajuste tendrá repercusiones importantes.

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Proyecciones de empleo y productividad

El empleo formal ha mostrado avances en algunos sectores, pero continúa enfrentando dificultades estructurales. La informalidad, especialmente en las principales ciudades y zonas rurales del departamento, sigue siendo una constante que preocupa a los gremios y autoridades. De acuerdo con analistas regionales, un aumento elevado del salario mínimo podría elevar los costos laborales y dificultar la contratación formal.

La productividad, por su parte, se presenta como uno de los indicadores más debatidos. Aunque algunos sectores han logrado mejoras, otros mantienen rezagos debido a los altos costos de operación, la limitada disponibilidad de infraestructura y las dificultades logísticas. Estas condiciones, según los empresarios, deben ser tenidas en cuenta para evitar decisiones que puedan afectar negativamente su capacidad competitiva.

Expectativa por el cierre de la negociación

Con la mesa instalada y con posiciones que avanzan lentamente, el país se prepara para conocer la decisión que definirá el salario mínimo de 2026. En caso de que no se logre un acuerdo entre las partes, la responsabilidad recaerá sobre el Gobierno, que deberá establecer el incremento por decreto.

Mientras tanto, los sectores productivos del Huila continúan atentos a las cifras de inflación, crecimientos sectoriales y proyecciones económicas. La incertidumbre se mantiene como uno de los factores que más inquieta a los empresarios, quienes han solicitado que la decisión final contemple la situación real de las empresas del país.

¿mo se traduce el ajuste del mínimo en la vida cotidiana?

Para los ciudadanos, la discusión del salario mínimo suele sentirse lejana, pero en la práctica define el ingreso base de millones de trabajadores y también influye en el costo de productos y servicios. Cuando el aumento es muy alto, algunas empresas pueden tener dificultades para sostener su nómina y eso se refleja en menos contrataciones o en el cierre de pequeños negocios. Cuando el incremento es muy bajo, las familias ven afectado su poder de compra y se dificulta cubrir gastos esenciales. Por eso este debate se vuelve tan sensible y cada cifra genera preocupación o expectativa según el sector que la mire.

En regiones como el Huila, donde la economía está compuesta en su mayoría por pequeños emprendimientos y comercios que operan con márgenes ajustados, el salario mínimo se convierte en un punto de equilibrio. La decisión final incide en la estabilidad del empleo, en el bolsillo de los trabajadores y en la capacidad de las empresas para mantenerse a flote. De ahí que la negociación sea seguida con tanta atención, pues el monto que se defina terminará influyendo en la vida cotidiana de miles de hogares y en el rumbo económico del próximo año.

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