El Gobierno Nacional confirmó el reinicio de reuniones exploratorias con el Clan del Golfo o Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), esta vez en Catar. País que facilitó el encuentro y que por primera vez interviene en asuntos de negociaciones de paz en Colombia. La decisión de trasladar las conversaciones al exterior estaba anunciada desde febrero de este año. Cuando el grupo armado aseguró que no existía “la menor confianza para seguir avanzando en reuniones” dentro del territorio nacional.
Contexto complejo
Según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), este nuevo acercamiento llega en un contexto complejo. El Clan del Golfo es hoy el grupo armado más grande del país, con presencia en cerca de 300 municipios. Una estructura compuesta por un Estado Mayor Conjunto, seis bloques y alrededor de 40 frentes. La Fuerza Pública estima que la organización cuenta con más de 9.500 integrantes. Una tercera parte de ellos conformando un ejército irregular con capacidad de operaciones sostenidas.
“El Clan llega a este nuevo acercamiento con una correlación de fuerzas a su favor. El grupo está muy fortalecido militarmente y en proceso de expansión. Entre el año 2018 y 2025 sus integrantes han aumentado en un 165%, es decir, ni el gobierno Duque ni el gobierno Petro han podido contener su expansión”, afirmó Gerson Arias, investigador de la FIP.
Antecedentes de los acercamientos
La FIP recuerda que los intentos de diálogo con esta organización no son nuevos. Entre 2015 y 2018, el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos adelantó conversaciones secretas con sus representantes. En el actual gobierno, los primeros acercamientos se dieron entre 2023 y 2024, con la instalación de una mesa y la designación de delegaciones oficiales. Sin embargo, el proceso se deterioró tras operaciones militares, la pérdida del estatus de representantes de algunos jefes del Clan y la posterior escalada violenta que incluyó planes pistola contra la Fuerza Pública.
El congelamiento de las conversaciones se mantuvo durante varios meses, hasta que se retomaron los contactos en Catar como escenario neutral.
El poder actual del Clan
El informe de la FIP señala que el Clan del Golfo combina características de crimen organizado con una estructura militar irregular. Sus rentas ilegales incluyen el narcotráfico, la minería de oro, la extorsión, el lavado de activos y el control de rutas de migración irregular por el Darién. Además, el grupo ha fortalecido su capacidad de reclutamiento con excombatientes de otros grupos insurgentes y militares retirados, e incluso ha cooptado liderazgos sociales mediante la creación de organizaciones en zonas de influencia.
Expectativas y riesgos
A menos de un año del fin del mandato de Gustavo Petro, la FIP advierte que las expectativas de un acuerdo con este grupo armado son limitadas. El anuncio, vinculado con el proyecto de ley de sometimiento que enfrenta pocas probabilidades de ser aprobado en el Congreso, plantea riesgos políticos.
“Es posible que pasemos de la Paz Total a una ‘paz electoral’”, concluye el más reciente análisis de la FIP. En este sentido, el Clan utilizaría los acercamientos como táctica para obtener reconocimiento político sin comprometerse a un desmantelamiento real de sus estructuras.
Si bien podrían darse gestos humanitarios o ceses al fuego parciales, la Fundación subraya que, sin un marco jurídico claro, sin el rol definido de la Fiscalía y sin mayor respaldo político, es improbable avanzar hacia un proceso sólido. “El Clan sabe bien que no hay un ambiente político favorable ni para hablar de este tipo de procesos ni para debatir marcos jurídicos que otorguen beneficios, pero va a utilizar el espacio”, señaló Arias.
Por ahora, lo que ocurre en Catar se mantiene en el terreno de conversaciones exploratorias, con el reto de superar la desconfianza mutua y la presión de un calendario político cada vez más ajustado.
