El mundo se encuentra a la expectativa de los resultados de la reunión que se desarrolló en Washington, entre el presidente de los Estados Unidos Donal Trump y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, con el fin de establecer consensos para terminar el conflicto armado con Rusia, de acuerdo con las conversaciones que sostuvieron con el líder soviético, Vladimir Putin, la semana anterior en Alaska. Hay que reconocer los ingentes esfuerzos del primer mandatario de los estadounidenses para lograr la paz en Ucrania, donde se ha incrementado el conflicto armado, afectando el bienestar a la población ucraniana, claro está que en mayor proporción que la rusa. A pesar del optimismo de Trump, expertos internacionales coinciden en que las posibilidades son inciertas dadas las exigencias de los jefes de Estado que se encuentran en guerra. La comunidad internacional espera que haya semáforo verde. Lo anterior, no puede continuar en el largo plazo. Ojalá sea algo que pueda ser sostenido en términos de no volver a que suenen las armas, que no vuelvan a volar los drones y los misiles, y que no vuelva a morir la gente.
Las exigencias son muy drásticas para los intereses comunes de los dos países en conflicto. Putin plantea que el país invadido debe ceder a Moscú el Donbás, que incluye las regiones de Donetsk y Lugansken en el este de Ucrania, a lo que se sumaría congelar el frente en las regiones de Jersón y Zaporiyia (sur). El despojo previo de la península de Crimea ya se daría por descontado. Zelenski tiene a su favor, el respaldo unánime de los jefes de Estados Europeos que lo estarán acompañando en la reunión con Donal Trump. Eso preocupa al Kremlin. Lo anterior no está nada fácil. La opinión pública mundial, está a la expectativa de dichos resultados. Es mejor un acuerdo de paz que una tregua frágil, pero las leoninas condiciones de Putin, cruzan las líneas rojas de Kiev, lo cual genera una incertidumbre dura en el ámbito internacional. Pero vale la pena que sigan insistiendo. Las familias ucranianas esperan con ansiedad resultados positivos. La guerra no genera vencedores, sino destrucción, desolación y muerte.
Todos conocemos que la nueva geopolítica inició el pasado 20 de enero, con la posesión del presidente Donald Trump. Así los audaces movimientos de Rusia un punto de inicio de este accionar más agresivo, busca rediseñar las fronteras del continente para restablecer el viejo dominio soviético que tenía después de la terminación de la segunda guerra mundial en 1945. Lo que, si tienen claro, estos dirigentes, es que no se ve con buenos ojos un ingreso de Ucrania a la Alianza Atlántica, pero si hay un compromiso robusto de Washington de que un ataque contra Ucrania, se consideraría una afrenta contra la Otán, y la cosa sería a otro precio. Tienen una papa caliente.
