En Colombia, el amarillo es el gran protagonista de las celebraciones de Año Nuevo, simbolizando abundancia, alegría y buena suerte. Desde hace décadas, el uso de ropa interior amarilla se ha convertido en una tradición imprescindible para atraer prosperidad en el año que comienza. Esta costumbre fue popularizada en los años 70 por una empresa paisa, consolidándose como uno de los rituales más representativos de las festividades decembrinas.
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El poder del amarillo no se limita solo a la ropa interior; prendas y accesorios de este color son seleccionados cuidadosamente por quienes desean un futuro lleno de oportunidades. Este tono, asociado con el oro y el sol, se ha mantenido como un símbolo de riqueza y vitalidad en diversas culturas, y en Colombia, ocupa un lugar especial en la noche del 31 de diciembre.
Aunque otros colores como el rojo, el blanco y el dorado también tienen su significado, el amarillo sigue siendo el más elegido por quienes buscan asegurar la prosperidad. Este color, vibrante y lleno de energía, se complementa con accesorios como piedras naturales y joyería que refuerzan los deseos de éxito y protección en el nuevo año.
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Además del color amarillo, los colombianos combinan esta tradición con otras prácticas como comer doce uvas para pedir deseos o salir con una maleta para atraer viajes. Estas costumbres, junto con la simbología del amarillo, hacen de la noche de Año Nuevo una celebración cargada de esperanza y optimismo.
