Durante los últimos 20 años Google ha sido sinónimo de buscar algo en internet. Definir Google como empresa siempre fue raro, nadie sabe qué hay detrás realmente, solo sabemos que es un recuadro blanco con seis letras de colores que transforman cualquier búsqueda en enlaces azules, que nos llevan hasta el último rincón del conocimiento; y silenciosamente ha sido también una máquina de generar ingresos mediante anuncios. Hoy, cerrando el 2025, esa máquina sigue facturando decenas de miles de millones de dólares, pero empieza a quedarse obsoleta por una amenaza sin precedentes, la inteligencia artificial.
Por primera vez en años las búsquedas en Google cayeron por debajo del 70 %, mientras herramientas como ChatGPT y otros motores de inteligencia artificial están capturando una gigantesca parte de las consultas que meses atrás iban a Google. Internamente en Alphabet la empresa dueña de Google, saben bien que la caída de tráfico del buscador Google es inevitable, y que simplemente no podrán competir contra la promesa de respuesta inmediata que traen estos modelos.
Si bien el buscador de Google ha sido en el tiempo la gallina de los huevos de oro de Alphabet (la empresa detrás de Google), ellos no han dejado de poner más huevos durante todos estos años. Sin embargo los ingresos por anuncios en Google Search siguen siendo el mayor negocio de Alphabet, y rondan más de la mitad de sus ventas. Por otro lado YouTube, también de Alphabet, ya representa otra décima parte de sus ingresos publicitarios. Ambas líneas siguen creciendo a doble dígito y siendo altamente rentables, por eso los inversionistas y el mercado se ha mantenido relativamente tranquilo, porque el dinero le sigue entrando a la empresa. Pero los directivos de Alphabet, que ven la realidad del día a día, piensan lo contrario, que hay que cambiar de estrategia y gastar toda la cantidad de recursos posibles en chips y centros de datos para no perder la carrera de la inteligencia artificial, o sino la empresa no sobrevivirá en el largo plazo.
Y ahí surge este dilema. Que cada vez que Google invierte más en su modo de inteligencia artificial (Gemini), está mal acostumbrando a sus usuarios a esperar una respuesta directa, sin necesidad de enlaces ni clics, es decir, destruyendo el mismo formato que paga la cuenta general de toda empresa. Este gigante está compitiendo consigo mismo, teniendo que clavar la daga en su gallina de huevos de oro para asegurar su sobrevivencia en el largo plazo.
Antes de redactar esta columna reflexionaba sobre lo poco que uso el buscador de Google hoy en día, quizá un 5 % de como lo hacía hace uno o dos años. Las últimas veces que lo hice, me encontré con un híbrido que hoy me parece extraño, un párrafo generado por inteligencia artificial arriba con unos links abajo. Y lastimosamente como todos, también me he acostumbrado tanto a la inmediatez que incluso el buscador de Google hoy me parece algo demasiado complejo para llegar a una respuesta si lo comparo con las búsquedas que hago en ChatGPT o Gemini.
Además de la reflexión, esta situación de Google trae una lección empresarial para mí, demostrándome que ninguna empresa por grande que sea, ni siquiera Alphabet, tiene garantizado el futuro. Y también lo veo una prueba supremamente interesante de la cual me mantendré espectador, porque si alguna empresa ha demostrado capacidad para adaptarse y no morir ha sido Google. ¿Se acabará el buscador?, ¿vendrá pauta en los próximos años en Gemini, GPT, y demás modelos de inteligencia artificial? Esta vez el gigante de la tecnología tendrá que reinventarse con estrategia y aceptando algo bastante incómodo, que proteger su gallina de los huevos de oro puede ser exactamente lo que la lleve a su sentencia de muerte.
Con el aroma de un café Entorno, los saludo.
Santiago Ospina López








