Por: Gerardo Aldana García
Tal vez hayan sido algunas de las palabras que desde esta columna he vertido, propuestas desde la perspectiva de la interacción armoniosa entre los hombres y de estos con la naturaleza y el multiverso, las que motivaron al suscrito a ser invitado por tres organizaciones con presencia en Suramérica y otras latitudes del planeta. El llamado me llevó a visitar escenarios en Bolivia, Brasil y Chile, donde he podido palpar de cerca experiencias humanas mágicamente tocadas por el invisible espíritu de la fraternidad, en procura de la construcción de paz para el interior del individuo y de este con sus hermanos, los hombres.
El inicio del mes de noviembre, que acaba de deshojarse, nos condujo, a mi esposa y a mí, a la localidad boliviana de Camiri, ubicada en el departamento de Santa Cruz, provincia de Cordillera, en la región del Chaco boliviano. Invitados por el proyecto académico denominado AGNI CALMECAC, dedicado al estudio del comportamiento humano desde la perspectiva de una psicología orientada al despertar de la conciencia como elemento determinante en la paz interior —insumo vital para la armonía del ser humano en sociedad—, llegamos a un monasterio conocido como La Persuasión, en donde, dos reconocidos juristas bolivianos, perfumados por el augusto aroma de la espiritualidad: Antonio Fagalde Revilla y Selma Llanos Bilvao, nos recibían.
A este recinto afluían estudiosos y amantes de la literatura que estimula el autodescubrimiento, tanto de los matices psicológicos generadores de dolor humano como de las potencialidades latentes de bienestar espiritual subyacentes en cada persona. Procedían de diversas naciones: Brasil, Colombia, Argentina, Bolivia, entre otras.
Junto a la enorme construcción de forma circular, erigida en piedra desde el subsuelo y que se eleva al cielo en forma de cúpula, escenificando una señal guía hacia la elevación espiritual de cada visitante, pudimos vivir junto a los anhelantes estudiantes, experiencias místicas significativas. Estas lograban, mediante ejercicios teórico-prácticos, liberarnos de la rutina del día acostumbrado, para llevarnos delicadamente a paradigmas de exaltación del amor por cada ser humano y las criaturas que moran en el amplísimo universo que abraza a la Tierra.
Luego de una memorable y vital estancia de quince días en La Persuasión, el destino feliz nos guio a una tierra fresca y verde ubicada en jurisdicción del municipio de Anchieta, en el Estado de Santa Catarina, Brasil, a solo tres horas de las Cataratas de Iguazú, en frontera con Argentina.
Atendiendo la invitación de la organización dedicada al estudio del ser hacia la paz interior y el servicio desinteresado hacia el prójimo, denominada Asociación Gnóstica Samael Lakhsmi, nos sentimos formando parte de una congregación de más de doscientos ciudadanos provenientes de diferentes países de Latinoamérica, Norte América, Europa, Asia y África. El ambiente vivido durante tres días trascendía el estudio de códigos de libros incunables; el espacio poseía un alma propia forjada en decenas de misioneros de diversos lugares, con una asombrosa juventud visible en matrimonios de hombres y mujeres en edades entre veintidós y treinta y cinco años. Misioneros que, con dominio políglota de hasta seis idiomas, circulan por el mundo entregando un mensaje a la humanidad orientado a la superación de los dolores que aquejan a las sociedades, derivados del olvido de los valores garantes de la paz interior y la sana convivencia.
En este lugar, varias construcciones se han erigido en medio de un ambiente bucólico donde la tierra anaranjada se torna verde y multicolor en árboles centenarios y vergeles delicada y amorosamente cultivados por mujeres que parecen verter en cada raíz, en cada cáliz floral, la esencia de su propio espíritu.
Como si hubiese nacido de Alicia en el País de las Maravillas, el encuadre rural de esta magnífica organización exhibe un portentoso centro de meditación llamado El Sol Radiante, diseñado y construido con una geometría que, a juzgar por los sonidos y música generados en su interior, debe tratarse de una geometría sagrada. Hace aún más sensible la experiencia del lugar, la aproximación a un centro sagrado de curación que esta congregación de estudiosos del espíritu ha consagrado como un aporte a la humanidad que se duele de tantas enfermedades. Estas son abordadas desde una perspectiva curativa holística que integra los elementos de agua, fuego, aire y tierra.
Como amantes de la literatura que anima la espiritualidad hacia la sana convivencia consigo mismo y con el semejante, a quien consideran su hermano, disponen de una pequeña imprenta en la cual reproducen obras de libre circulación, apoyando con ellas la misión a la que dedican la mayor parte de su tiempo. De acuerdo con el líder y presidente de la organización, a quien con profundo respeto y, al tiempo, con manifiesta simpatía y amor, los congregados llaman Maestro Michael, este excepcional enclave espiritual de El Sol Radiante en Brasil, forma parte de un generoso compendio de escenarios y comunidades dedicadas a la práctica de la paz interior y su contribución a la humanidad, con presencia en más de treinta y cinco países en los cinco continentes.
El periplo de experiencias vitales nos llevó luego a la capital de Chile, la acogedora ciudad de Santiago, donde se daban cita decenas de delegados de diversos países que asistían al IX Congreso Internacional de Confegnósis. Fue el Teatro Palermo, en la localidad de Puente Alto, el crisol donde delegaciones con oferta académica y artística se congregaron para escenificar el propósito de la cita: la revalorización de la forma en que el ser humano comprende los elementos que preservan la identidad cultural y el verdadero respeto. El fin último es el individuo que cuida de su propia salud interior para ser actor motivador de cambios en la sociedad, desde la perspectiva del servicio a la humanidad. Según el presidente de la importante organización con presencia en diversos países de Latinoamérica, el chileno Moisés Pailla Delgado, la paz mundial solo será posible si hay paz real en el individuo, para lo cual es necesario revalorizar la estructura de principios o valores en los cuales vive, con evidentes flagelos de infortunio, gran parte de la humanidad.
En una inspiración hacia el amor, fue posible visitar en Viña del Mar la casa de Pablo Neruda, leer algunos de sus poemas, mientras al fondo otros estudiantes recreaban su gusto por la obra de la también nobel Gabriela Mistral, al tiempo que varios discurrían en la creación del vate Vicente Huidobro.
Resulta de alta sensibilidad y dulce motivación humana conocer experiencias como las vividas en este periplo por los tres países que, al tiempo que acogen al turista con esmerada atención, mediante congregaciones y proyectos como los descritos, estimulan la edificación de un ser humano mejor para un mundo en armonía y paz.








