El silencio de la madrugada en La Plata se rompió con el operativo que puso fin a 46 días de terror: nueve personas, entre ellas un menor, fueron rescatadas de una estructura criminal que las mantenía encadenadas y vigiladas. El golpe del Gaula dejó a La Plata sin secuestrados y puso contra las cuerdas a los responsables de uno de los casos más graves de secuestro reciente en el Huila.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
En una operación sin precedentes en el occidente del Huila, la Policía Nacional y el Ejército lograron el rescate de nueve personas que permanecían secuestradas desde hacía 46 días. La acción, liderada por el Gaula de la Policía Huila y apoyada por unidades de inteligencia y policía judicial, se convirtió en uno de los golpes más contundentes contra el delito de secuestro en la región, no solo por el número de víctimas liberadas, sino por la captura de integrantes clave del frente Hernando González Acosta, involucrados además en graves hechos de terrorismo.
Un rescate que devolvió esperanza
El operativo se ejecutó durante la madrugada del 28 de noviembre, alrededor de las 3:00 a. m., cuando comandos del Gaula irrumpieron en un inmueble ubicado en la vereda San Miguel, en el municipio de La Plata. Allí permanecían retenidas las nueve víctimas, engañadas desde el pasado 14 de octubre con un supuesto negocio de explotación minera que las llevó desde Antioquia hasta los límites entre el Huila y el Cauca.
La estructura criminal exigía 5.000 millones de pesos por su liberación, mientras mantenía a los secuestrados en precarias condiciones, encadenados y hacinados en una habitación de apenas tres metros por uno ochenta. Gracias a una investigación minuciosa e inteligencia sostenida durante semanas, las autoridades lograron localizar el sitio exacto en el que eran custodiados, lo que permitió la planeación de un ingreso rápido y estratégico para recuperar a las víctimas con vida.
Las víctimas: 46 días de encierro, cadenas y silencio
Uno de los rescatados relató, aún conmovido, los momentos más duros del cautiverio. Contó que fueron abordados al llegar a la vereda San Miguel por subversivos del frente Hernando González Acosta. De inmediato, fueron amarrados, vendados y trasladados “muy profundo en la selva”, donde permanecieron aislados, sin comunicación y vigilados día y noche.
El testimonio reconstruye con crudeza las condiciones en las que sobrevivieron:
“Donde estábamos era una habitación pequeña, de 3 metros por 1,80, para nueve personas. El calor era insoportable, y dormir era uno sobre el otro, porque no había espacio. Desde el primer día nos amarraron las manos, nos vendaron los ojos y luego nos pusieron cadenas en los pies para que no intentáramos escapar.”
El secuestrado también narró que, un día antes del rescate, los captores los afeitaron y los obligaron a grabar un video para enviarlo a los familiares como prueba de supervivencia, mientras insistían en la exigencia económica por su liberación.
Durante las seis semanas de retención, no tuvieron contacto con nadie, ni información sobre sus familias. “No sabíamos nada, ni ellos de nosotros”, afirmó. Y concluyó con un mensaje de agradecimiento:
“Estoy admirado por esta gran labor. Entraron de manera impresionante, con toda la capacidad del Gaula y del Ejército. Dios les bendiga por haberse acordado de nosotros y venir por nosotros.”
El operativo: precisión, inteligencia y riesgo
El Gaula de la Policía Huila lideró el operativo, acompañado por unidades de la SIJIN, la SIPOL y tropas de la Fuerza de Despliegue Rápido No. 5 del Ejército. La estrategia se planificó durante días, con base en información de inteligencia que permitió confirmar la ubicación exacta del sitio de cautiverio, los movimientos de la estructura criminal y la presencia de armamento.
Al ingresar al inmueble, las autoridades capturaron a dos integrantes de la organización y recuperaron a un menor de edad que había sido reclutado por el mismo grupo armado. También se incautaron dos pistolas, munición de guerra, material de intendencia, explosivos artesanales, radios de comunicación y documentación relevante para las investigaciones.
La operación no solo logró la liberación de las nueve personas, sino que permitió dar un golpe decisivo a la estructura criminal, debilitando sus finanzas y su capacidad operativa en el occidente del departamento.
Alias “Richar”: una captura clave
Entre los capturados se encuentra Ricardo Alfonso Guainas Guacheta, alias “Richar”, considerado por las autoridades como uno de los miembros más peligrosos del frente Hernando González Acosta. Es señalado como autor material de la instalación de la motocicleta bomba que explotó en La Plata el pasado Jueves Santo, dejando dos hermanos muertos y más de 30 personas heridas.
Alias “Richar” tiene órdenes de captura vigentes por concierto para delinquir agravado, terrorismo, homicidio agravado, porte ilegal de armas y secuestro. Además, desde la primera semana de octubre tenía circular azul de Interpol.
El comandante del Departamento de Policía Huila, coronel Carlos Eduardo Téllez Betancourt, destacó que esta es la tercera captura relacionada con ese mismo atentado, después de alias “Kipo” y alias “Carla”, señalados como determinadores del ataque.

“Esta captura es una deuda de honor con nuestro municipio de La Plata y con la familia que perdió a dos de sus integrantes en ese hecho terrorista”, afirmó el brigadier general José Bertufo Soto Sánchez, comandante de la Quinta División del Ejército.
Vocería oficial: un resultado que marca al departamento
Durante el anuncio del rescate, el coronel Téllez Betancourt destacó que este operativo es ejemplo de la efectividad de la articulación institucional:
“Se realiza una diligencia de allanamiento en un inmueble donde se logra el rescate de las nueve personas, la captura de dos y la recuperación de un adolescente. Se incauta material de guerra, explosivos y radios de comunicación. Las personas capturadas serán puestas a disposición de la Fiscalía por secuestro extorsivo.”
El brigadier general Soto Sánchez complementó señalando que los secuestrados fueron encontrados encadenados, y que el operativo representa un golpe contundente contra una estructura que llevaba años delinquiendo en esta región.
Añadió también que, con este resultado, queda en evidencia el esfuerzo conjunto entre Ejército y Policía para recuperar el control del territorio y evitar nuevos secuestros.

La exigencia de los captores: $5.000 millones por la libertad
La banda criminal mantenía a las víctimas en cautiverio mientras exigía la millonaria suma de cinco mil millones de pesos para liberarlas. Las autoridades señalaron que aún se investiga si los captores lograron recibir parte del dinero o si algunas comunicaciones extorsivas alcanzaron a llegar a los familiares.
De acuerdo con el relato de uno de los secuestrados, los captores insistían diariamente en esa exigencia económica, utilizando la amenaza de prolongar el encierro como mecanismo de presión.
La investigación continúa para establecer quiénes participaron en el engaño previo que llevó a los antioqueños a desplazarse hasta el punto donde fueron abordados.
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El impacto en la región: hoy no hay personas secuestradas en el Huila
Con este rescate, las autoridades confirmaron un dato esperanzador: actualmente no se registra ninguna persona secuestrada en el departamento del Huila. Este hecho marca un precedente positivo en un territorio que ha sido históricamente afectado por economías ilegales y la presencia de grupos armados.

La Policía Nacional reiteró su compromiso de seguir enfrentando el secuestro con todas sus capacidades:
“Seguiremos fortaleciendo la coordinación interinstitucional para salvaguardar la vida, la libertad y la seguridad de los colombianos.”
El cierre de una pesadilla y el inicio de un proceso de reconstrucción
Las nueve personas rescatadas fueron inmediatamente trasladadas a un lugar seguro, donde recibieron atención médica y psicológica. Después de 46 días de encierro, cadenas y silencio, ahora inician un proceso de acompañamiento para recuperarse física y emocionalmente.
Mientras tanto, las autoridades avanzan en las investigaciones para identificar a todos los integrantes de la estructura criminal, determinar responsabilidades y evitar nuevos casos de secuestro en la región.
El operativo en San Miguel no solo representa un triunfo operativo y estratégico: es la demostración de que el trabajo articulado entre instituciones puede devolver esperanza, vida y libertad a quienes, durante días, solo tuvieron incertidumbre y miedo.
Hoy, nueve personas regresan a la libertad, y el Huila recibe un mensaje contundente: el secuestro no tiene lugar en este territorio.

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