El exgerente del Banco de la República Juan José Echavarría advirtió que un incremento del salario mínimo por encima de la inflación presionará aún más los precios y obligará al Emisor a evaluar nuevas alzas en las tasas de interés, en un contexto en el que la inflación lleva cinco años sin cumplir la meta y la credibilidad del banco está en juego.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
La discusión por el aumento del salario mínimo para 2026 llegó en un momento especialmente complejo para la economía colombiana. Con una inflación anual del 5,1% en octubre —según el Dane—, la misma cifra con la que cerró 2024, y con una tasa de interés estable en 9,25% durante los últimos dos meses, el Banco de la República enfrenta un dilema: cómo mantener el control inflacionario mientras el Gobierno anuncia un ajuste salarial superior al IPC proyectado.
La persistencia de una inflación alta obligó al Emisor a mantener una postura monetaria restrictiva, pues las expectativas para 2026 y 2027 continúan por encima de la meta del 3%. La Junta Directiva ha insistido en que su principal objetivo es evitar un desanclaje en las expectativas, lo que haría aún más difícil regresar al nivel previsto.
Un salario mínimo que aumenta más que la inflación
En Colombia, el salario mínimo se define teniendo en cuenta la inflación pasada y la productividad laboral. Sin embargo, para 2026 el Gobierno anticipó un ajuste por encima del IPC proyectado, lo que implica un impacto directo en los costos de las empresas. Si los salarios suben más que la productividad, las compañías tienden a trasladar esos sobrecostos a precios, reforzando las presiones inflacionarias.
En este contexto, el exgerente del Banco de la República Juan José Echavarría explicó a Infobae Colombia que la situación es aún más delicada debido a tres factores: la inflación no ha cumplido la meta del 3% en cinco años, dejó de caer y comenzó a estabilizarse en niveles altos, y, además, la meta misma sigue siendo una referencia que Colombia no logra alcanzar.
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“El banco pierde credibilidad
”Echavarría recordó que varios países de la región tienen metas más bajas y estables: Perú apunta al 2%, mientras que Chile y Colombia mantienen un objetivo del 3%. Para él, el riesgo de que la inflación se quede anclada en niveles de 4% o 5% es grande, porque el banco pierde credibilidad ante los agentes económicos.
“Si un banco central tiene credibilidad, anuncia que la inflación será 3% y todos le creen. Los salarios se ajustan al 3%, los precios también, y bajar la inflación no cuesta crecimiento. Pero si el banco no tiene credibilidad, la única manera de bajar la inflación es con menos PIB o con recesión, y eso es muy costoso”, explicó.
¿Subir tasas en 2026?
El exgerente fue claro en algo que ya ronda las discusiones del mercado: al Banco de la República le podría tocar subir las tasas de interés nuevamente. Sin embargo, políticamente es una decisión difícil, porque el país entero presionaba por bajarlas y ahora el Emisor apenas logró justificar por qué decidió mantenerlas quietas.“Subirlas es muy complicado”, insistió, no solo por el contexto económico, sino por el ambiente político que rodea la toma de decisiones del Emisor.
La entidad, además, enfrenta un panorama fiscal adverso: el déficit es el más alto en un siglo y la regla fiscal se abandonó. En ese escenario, un incremento salarial del 11%, como propuso el Gobierno, representa un aumento real cercano al 6%, teniendo en cuenta una inflación del 5% y una productividad estancada o incluso en caída.
Impacto en empleo e informalidad
Para Echavarría, un ajuste tan alto generará tres efectos inmediatos: mayor informalidad laboral, incremento en los costos de contratación y una presión adicional sobre la tarea del Banco de la República. En pocas palabras, el aumento del salario mínimo no solo influye en las empresas y en los trabajadores, sino en el diseño de la política monetaria.
¿Cuánto debería aumentar?
El exgerente fue enfático en la regla básica recomendada por los economistas: inflación más productividad. “Si la productividad aumenta 1% y la inflación es 5%, pues el ajuste debe ser 6% y no 11%”, sostuvo.
Aclaró, además, que cualquier aumento —incluso uno prudente— impacta la inflación, pero uno excesivo agrava las presiones, especialmente porque llega en medio de una reforma laboral que, según él, incrementará aún más los costos del mercado de trabajo.
Un 2026 con más tensiones económicas
Las advertencias de Echavarría se suman a un contexto donde la demanda interna sigue siendo fuerte y los precios no ceden al ritmo esperado. De ahí que el Banco de la República haya reiterado que cada decisión se tomará con base en el comportamiento de la inflación, las expectativas y la actividad económica.
Mientras tanto, los colombianos esperan claridad: un aumento del salario mínimo que preserve el poder de compra sin desbordar los precios y un Banco de la República que logre mantener el equilibrio en un año marcado por la incertidumbre fiscal, monetaria y laboral.
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