La caída histórica en los precios, la sobreoferta nacional y la llegada masiva de carne importada tienen al borde del cierre a miles de porcicultores en el sur del país. Productores advierten que, de no aplicarse medidas urgentes, la región perdería una de sus actividades pecuarias más arraigadas.
DIARIO DEL HUILA, ENFOQUE
La actividad porcícola atraviesa uno de sus momentos más críticos en departamentos como Huila, Caquetá y Putumayo. Desde mayo, los precios del cerdo cayeron de manera abrupta, dejando a los pequeños y medianos criadores trabajando a pérdida durante varios meses consecutivos. La situación se volvió insostenible: el mercado se saturó y el consumidor final —señalan los productores— no reconoce el verdadero costo del trabajo en el campo.
Según voceros del sector, en el Huila existen entre 3.000 y 4.500 pequeños y medianos productores, muchos de ellos preindustrializados, que enfrentan costos fijos elevados y un precio de compra que no cubre ni siquiera los gastos mínimos de producción. Actualmente se están pagando alrededor de 7.500 pesos por kilo en pie, una cifra muy por debajo del punto de equilibrio para quienes cumplen con exigencias laborales, sanitarias y de bioseguridad.
Los criadores advierten que la ecuación es simple: “con esos precios, nadie gana; todos perdemos”.

Competencia externa y sobreoferta: un mercado que se desbordó
A la caída del precio interno se suma otro factor detonante: el ingreso masivo de carne porcina desde otras regiones del país y desde el exterior. Miller Perdomo, productor del Huila, explica que la llegada constante de cerdo proveniente de Antioquia desestabilizó aún más la cadena productiva del sur del país.
A esto se suman las importaciones desde Estados Unidos y Canadá, que en los últimos meses aumentaron y ampliaron la sobreoferta nacional.
La preocupación es mayor porque, según los productores, se prevé que carne de origen chino también llegue al país en los próximos meses. Aunque el consumo nacional de cerdo ha aumentado, los porcicultores colombianos consideran que están en evidente desventaja: compiten contra productos importados, más baratos, en un contexto de costos internos de producción cada vez más altos.
“Nosotros trabajamos en condiciones de subsistencia, cumpliendo normas sanitarias y ambientales, mientras el mercado se llena de carne que entra mucho más barata”, advierte Perdomo.
Granjas al borde del cierre: la quiebra silenciosa del campo
El gremio porcícola en el sur del país asegura que la situación ya pasó de alarma a emergencia. Muchos criadores que ingresaron recientemente al sector —motivados por el aumento en el consumo nacional— ya abandonaron la actividad tras enfrentar pérdidas sucesivas.
Otros, con décadas de experiencia, están a una sola mala semana de cerrar sus granjas definitivamente.
Las asociaciones locales alertan que, de mantenerse esta tendencia, el impacto económico será devastador:
- Menos empleos rurales.
- Pérdida del tejido productivo local.
- Desabastecimiento de productores nacionales frente a un mercado dominado por importaciones.
- Cierre de granjas familiares que han sostenido la economía de cientos de municipios durante generaciones.
Los criadores piden que las carnicerías y consumidores valoren el trabajo del campo y paguen un precio justo que permita sostener la producción nacional. “La gente quiere carne barata, pero no entiende que detrás hay familias enteras sobreviviendo con lo mínimo”, señalan.

Llamado urgente al Gobierno: evitar el colapso del sector
Los porcicultores del Huila, Caquetá y Putumayo insisten en que el Gobierno debe intervenir con urgencia. Solicitan medidas que regulen el ingreso de carne importada, promuevan un precio justo para el productor y fortalezcan los canales de comercialización regional.
Aseguran que no buscan cerrar las puertas al comercio, sino equilibrar un mercado que, tal como está, condena a la quiebra a quienes producen localmente. La crisis, afirman, no es coyuntural: es el síntoma de una cadena productiva que necesita ser protegida, tecnificada y acompañada para garantizar su permanencia.









