Por: Oscar Eduardo Trujillo Cuenca
“Un territorio sólo alcanza su plenitud cuando cada persona camina con dignidad junto al resto.”
Siempre he creído que el verdadero desarrollo no se mide únicamente en cifras, sino en la capacidad que tenemos de no dejar a nadie atrás; de nada sirve crecer en exportaciones, infraestructura o tecnología, si al mismo tiempo seguimos permitiendo que miles de personas vivan al margen de las oportunidades, corriendo el riesgo de olvidar algo esencial, el valor de lo humano.
En días pasados tuve la fortuna de conocer y compartir con unas personas extraordinarias, que han venido trabajando por más de 30 años en Colombia por el desarrollo de la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) de las personas en las organizaciones, donde compartíamos experiencias locales, las cuales se basan en la declaración de principios, donde se invita a entender que la inclusión no es un favor ni una carga, sino una oportunidad de sumar talentos diversos, miradas distintas y capacidades únicas que enriquecen los procesos productivos y fortalecen el tejido social de nuestras comunidades.
Por lo anterior y teniendo en cuenta que el Huila es tierra de trabajo, esfuerzo y resiliencia, pero también es un territorio profundamente humano, me nace la idea de concebir una propuesta que nazca del corazón y del compromiso por construir un territorio más justo y humano, el Sello Huila Incluyente, una estrategia que busca reconocer, visibilizar y promover a las empresas, emprendimientos y organizaciones que integren a las personas con discapacidad y a sus cuidadores dentro de las cadenas de valor productivas del departamento.
En nuestras fincas, empresas, emprendimientos y comercios hay historias de vida que inspiran, donde encontramos madres cuidadoras que sostienen familias enteras, jóvenes con discapacidad que se forman y aportan con talento y compromiso, organizaciones que creen que producir también es incluir.
La propuesta no se trata de un sello más, se trata de un reconocimiento institucional, con el objetivo de promover la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en las organizaciones, donde se visibilice y apoye a las empresas y entidades que implementan prácticas inclusivas, construyendo entornos laborales seguros, equitativos y libres de discriminación en los sectores productivos del departamento.
El Sello Huila Incluyente tendría un propósito claro, convertir la inclusión en un valor agregado del desarrollo regional, en una ventaja competitiva que distinga a las empresas huilenses por su compromiso con la igualdad de oportunidades, la innovación social y el respeto a la dignidad humana; no se trata solo de un distintivo, sino de una declaración de principios del territorio, una muestra de que el Huila no solo exporta productos con calidad, sino también valores, humanidad, empatía y justicia.
Imaginemos un café tostado por manos diversas, una panela empacada por una asociación incluyente, un tour diseñado para todos los públicos, una empresa que ofrece oportunidades sin barreras; ese es el sentido profundo del desarrollo, donde el crecimiento no excluya, sino que abrace, donde lleguemos a una marca de orgullo y compromiso que sume valor al café que exportamos, al cacao que transformamos, al turismo que ofrecemos, y a los productos que llevan el nombre del Huila dentro y fuera del país.
El reto está en consolidar una política pública que lo respalde, en articular a los sectores productivos, a las universidades, a las organizaciones de la sociedad civil y al gobierno, para que este sello sea mucho más que un símbolo, sea una estrategia permanente de inclusión, productividad y dignidad.
Entre los elementos clave para que esta política tenga éxito podrían estar:
- Un mecanismo de certificación claro para el sello (criterios de inclusión, ajuste razonable, accesibilidad, seguimiento).
- Incentivos (capacitación, acceso a mercados, compras públicas preferentes) para las empresas que implementen prácticas incluyentes.
- Monitoreo y evaluación, recogiendo buenas prácticas, midiendo impacto, replicando lo que funciona.
- Sensibilización territorial, mostrando que la inclusión es una fortaleza del Huila, un diferencial competitivo.
- Formación conjunta, donde se integren a las personas con discapacidad, sus cuidadores y el sector productivo, trabajando con soporte especializado.
Construir un Huila incluyente es también construir un Huila más competitivo, más humano y más fuerte, un territorio donde cada persona, sin importar sus condiciones, pueda sentirse parte de una historia común.
La invitación final es a que el Huila no sólo sea reconocido por sus cafés especiales o sus cacaos finos de aroma, sino también por su capacidad de abrir espacio a todos, ir más allá de eliminar barreras físicas y avanzar hacia una cultura empresarial consciente, empática y abierta a la diferencia, que multiplica capacidades y mejora la productividad.








