De nada han servido los reiterados discursos presidenciales sobre el estado actual de la salud de los colombianos, que se ha convertido en el peor flagelo que está afectando el bienestar de los colombianos. Es el execrable viacrucis del presente siglo, que se ha agudizado desde hace tres años, así el primer mandatario de los colombianos y sus áulicos expresen que estos servicios son excelentes. Absurdo y falso desde todo punto de vista. Los pacientes que acuden desesperadamente a los centros hospitalarios en búsqueda de una atención médica, para superar sus dificultades orgánicas, se sienten inermes y desamparados porque no encuentran respuestas satisfactorias para curarse de sus dolencias. No les suministran los medicamentos necesarios, ni las EPS les programan los procedimientos quirúrgicos por la falta de insumos médicos en los hospitales y clínicas privadas. La razón la Nueva EPS le adeuda a la fecha, 21,37 billones de pesos, lo cual los obliga a cerrar unidades esenciales para atender esta población enferma. Los interventores designados por el gobierno nacional han ahondado y profundizado la crisis.
Mientras tanto el presidente de la República y las autoridades de salud en sus acostumbrados consejos de ministros siguen sacando estadísticas incongruentes, irreales y que no reflejan la verdadera crisis que están viviendo los pacientes. Sería interesante que todos los integrantes del gabinete ministerial visitaran simultáneamente y de maneara aleatoria, las salas de urgencia de los centros hospitalarios para que verifiquen el viacrucis que están padeciendo las familias colombianas. Es deprimente el panorama de estos escenarios. Están condenados a muerte en medio de la creciente polarización política que vive el país. No hay derecho. Dicen defender la vida. Pero la realidad es otra. Parece que con sus sesgos ideológicos hirsutos y arcaicos buscaran soluciones a este problema estructural que cada día se agudiza y que no se vislumbra una luz al final del túnel para encontrar respuestas favorables.
Lo afirmábamos anteriormente en otros editoriales publicados en esta tribuna de opinión, que hasta los pacientes que padecen enfermedades huérfanas o raras, no reciben apoyo adecuado de la Nueva EPS. Ésta colapsando lentamente. Además de la abultada deuda comentada en el primer párrafo, el patrimonio llega a $-6,25 billones de pesos solo en el primer semestre de 2025, equivale a las pérdidas de todo el año anterior. La están destruyendo y acabando, colocando en serio peligro la salud de los 11 millones de afiliados. Sus efectos son más nefastos y destructores, que los que está dejando el Huracán Melissa a su paso por los países centroamericanos. El informe proferido por la Contraloría General de la República el mes anterior, lo confirma. Son demoledores los resultados que presenta. La intervención del gobierno nacional fue peor, por la concentración de contratos en empresas cuestionadas y falencias contables. Han sido ineptos e incompentes.
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