Pese a la tensión diplomática con el gobierno de Donald Trump y los nuevos aranceles del 10% a las exportaciones colombianas, la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham), María Claudia Lacouture, aclaró que el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos continúa en plena vigencia y no ha sido suspendido.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
La relación entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más críticos de los últimos años. Luego de que el presidente norteamericano Donald Trump calificara a Gustavo Petro como un “líder del narcotráfico” y anunciara la suspensión de subsidios y nuevos aranceles del 10% sobre las exportaciones colombianas, el mandatario colombiano respondió asegurando que el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado hace 12 años está “suspendido de facto”.
Petro afirmó que la imposición de los aranceles constituye una violación directa del acuerdo, lo que, según él, libera a Colombia de sus compromisos comerciales con Estados Unidos. Sin embargo, expertos en comercio internacional y la presidenta de AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, desmintieron esa interpretación, aclarando que el TLC sigue plenamente vigente.
“El tratado no está suspendido”
Lacouture explicó que el arancel del 10% “es un recargo adicional sobre las importaciones estadounidenses —es decir, sobre nuestras exportaciones— sustentado en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (Ieepa) y en una declaratoria de emergencia”. Según la dirigente, esta medida no implica la suspensión del tratado, sino el ejercicio de una excepción temporal amparada por el propio marco legal del acuerdo.
“La excepción de seguridad del Capítulo 22 del TLC es autoejecutable: si se invoca, el panel debe aceptarla. Por ello, medidas como el 10% pueden aplicarse por encima de las preferencias sin, por sí solas, constituir incumplimiento ni suspender el tratado”, explicó Lacouture.
De acuerdo con AmCham, el acuerdo bilateral continúa aplicando en todos sus componentes: reglas de origen, servicios, compras públicas, propiedad intelectual y demás disciplinas. En otras palabras, las condiciones estructurales del libre comercio entre ambas naciones siguen operando.
Lacouture insistió en que cualquier diferencia o controversia debe resolverse por las vías establecidas dentro del mismo tratado y no mediante declaraciones políticas.
“El 10% de EE. UU. no suspende el TLC y, si hay diferencias, se tramitan por las vías del acuerdo. Prudencia, rigor jurídico y anteponer el bienestar de los colombianos a las ideologías”, concluyó.
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La respuesta de Petro
Por su parte, Petro defendió su postura señalando que el tratado se ha roto “por decisión unilateral de Estados Unidos”. A través de su cuenta en X, manifestó que al imponerse los aranceles “se violó el tratado del TLC y se volvieron nulas las antiguas preferencias arancelarias que hacían que Colombia estuviera bajo control de EE. UU.”.
“Que no nos asuste ser libres —escribió Petro—. Tenemos todo el mundo por delante, trabajemos por recorrerlo, entenderlo y seducirlo.”
El presidente también subrayó que Colombia mantendrá las cláusulas que considere útiles “porque se nos ha dado la gana”, y advirtió que el Ministerio de Comercio tiene listos los decretos con la “posición colombiana en defensa del trabajo nacional”.
Duque habla de una “crisis anunciada”
La controversia no se limita a la interpretación del tratado. El expresidente Iván Duque advirtió recientemente que el país enfrenta una “crisis anunciada” con Estados Unidos. En diálogo con La FM, Duque afirmó que las declaraciones hostiles del actual gobierno colombiano hacia la Casa Blanca deterioraron de manera progresiva las relaciones bilaterales.
Según Duque, las tensiones se intensificaron desde comienzos de 2025, cuando Petro hizo señalamientos directos contra la administración Trump e incluso instó públicamente a las fuerzas armadas estadounidenses a desobedecer órdenes de su comandante en jefe durante un discurso en Nueva York. A juicio del exmandatario, estos pronunciamientos minaron la confianza diplomática y comercial entre ambas naciones.
Riesgos económicos y necesidad de diálogo
Mientras tanto, empresarios colombianos han expresado preocupación por las consecuencias de este cruce político. Si bien el TLC continúa vigente, los nuevos aranceles representan una carga adicional para sectores como el agroindustrial y el manufacturero, que dependen en gran medida del mercado estadounidense.
El futuro del comercio bilateral dependerá de la capacidad de ambos gobiernos para retomar el diálogo diplomático y evitar que la confrontación política escale hacia una guerra comercial. Por ahora, el mensaje de los expertos es claro: el TLC entre Colombia y Estados Unidos sigue en pie, y cualquier alteración deberá tramitarse dentro del marco del derecho internacional.
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