Los partidos tradicionales dominaron las elecciones de los Consejos de Juventud, mientras el petrismo sufrió un duro revés. El voto joven, clave en 2022, parece haberse alejado del proyecto político del presidente Gustavo Petro.
DIARIO DEL HUILA, ANALISIS
El panorama político juvenil en Colombia dio un giro inesperado. En las recientes elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud, los partidos tradicionales —Liberal, Conservador, Centro Democrático y Cambio Radical— se impusieron ampliamente sobre las fuerzas de izquierda y las listas independientes. Los resultados reflejan un retroceso del petrismo entre las bases jóvenes que fueron decisivas en la elección presidencial de 2022.
El voto joven, que hace tres años catapultó a Gustavo Petro hasta la Casa de Nariño, parece haberse enfriado. Los resultados de las elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud mostraron que el 53 % de los votantes se inclinó por partidos tradicionales, mientras que solo el 28 % respaldó listas independientes y el 18 % optó por procesos sociales.
El Partido Liberal fue el gran ganador, con el 10 % de los votos, seguido por el Partido Conservador (6,7 %), el Centro Democrático (5,8 %), Cambio Radical (5,4 %), la Alianza Verde (4,4 %), el Partido de la U (4,1 %), el Partido Mira (3,3 %) y el Nuevo Liberalismo (3,2 %). En contraste, la Colombia Humana, movimiento liderado por el presidente Petro, apenas alcanzó el 1,6 %, quedando relegada al noveno lugar.
Este comportamiento electoral marca un contraste con la ola de entusiasmo juvenil que acompañó la campaña presidencial de 2022. En aquel momento, Petro se convirtió en símbolo de cambio para una generación que se movilizó en las calles durante el estallido social de 2021. Hoy, sin embargo, esa misma generación parece haber girado hacia opciones más moderadas o tradicionales, en una suerte de voto de castigo a la gestión del Gobierno.

Una derrota simbólica para el petrismo
Aunque el presidente no participó directamente en la contienda, el resultado tiene un fuerte valor simbólico. El representante del Pacto Histórico, David Racero, argumentó que los resultados no reflejan necesariamente una pérdida de apoyo entre los jóvenes, sino una dificultad institucional.
“En las listas de Consejos de Juventud no estuvo inscrito el logo del Pacto Histórico. El motivo principal es justamente ese saboteo constante que hemos tenido por parte del CNE”, sostuvo el congresista.
Racero aseguró que muchos de los jóvenes afines al petrismo participaron a través de organizaciones sociales y no en listas partidistas. “Si se suman los votos de las listas sociales con los partidos de izquierda, el resultado es superior al de los partidos tradicionales”, añadió.
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Sin embargo, los números duros muestran otra realidad. Los partidos de la coalición del Pacto Histórico tuvieron un desempeño discreto: el Polo Democrático obtuvo apenas el 0,6 % de los votos, y la Unión Patriótica, el 0,47 %. En conjunto, las fuerzas cercanas al Gobierno no superaron el 5 %, muy lejos de los porcentajes que alcanzaron en 2022.
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“Un campanazo de alerta” para 2026
Para algunos dirigentes del propio Pacto Histórico, el revés tiene lecturas más profundas. Gustavo Bolívar, exsenador y una de las figuras más visibles del petrismo, reconoció que el resultado es “un campanazo de alerta” para el movimiento y para las elecciones de 2026.
“Esto es producto de la falta de gestión y del abandono absoluto de la dirigencia hacia nuestras bases jóvenes. Si no reconectamos con esa generación, podríamos perder una fuerza que fue decisiva para llegar al poder”, dijo Bolívar.
El dirigente insistió en que el Gobierno debe replantear su relación con los jóvenes, quienes demandan resultados tangibles en temas como educación, empleo y participación política. En su opinión, el desencanto juvenil podría derivar en abstención o en un viraje hacia nuevas alternativas.
La Misión de Observación Electoral (MOE) también advirtió que el bajo interés en este tipo de procesos es preocupante. Solo el 12,8 % de los jóvenes habilitados para votar participó en las elecciones, una cifra que refleja desconfianza y apatía frente a los espacios institucionales de participación.
Un voto de protesta silencioso
Más allá de los porcentajes, los resultados de los Consejos de Juventud revelan un cambio en la temperatura política del país. El entusiasmo que despertó el discurso de transformación del actual Gobierno parece haber cedido frente a la frustración por la falta de resultados concretos.
El avance de los partidos tradicionales puede interpretarse como una reacción pragmática: una parte del electorado joven busca opciones más estables o con mayor capacidad de gestión, frente a la incertidumbre política que ha marcado los últimos años.
El mensaje, sin embargo, no parece ser un apoyo incondicional a los partidos de siempre, sino una advertencia al Gobierno: la juventud que alguna vez lo respaldó exige coherencia, liderazgo y soluciones reales. Si no las encuentra, buscará alternativas en otros sectores.

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