Sin ánimo de generar oposición y confrontaciones ideológicas absurdas con el presidente de la República Gustavo Petro Urrego, desde estas líneas editoriales en forma reiterada, advertíamos las nefastas consecuencias que podían acarrearle al país y a la majestad de la presidencia de la República, por la forma inamistosa y anti diplomática como estaba liderando las relaciones diplomáticas en el país más potente y grande del planeta.
Las permanentes salidas en falso, a través de expresiones ofensivas y arrogantes, provocaron fuertes reacciones del primer mandatario de los
norteamericanos. Su incansable retórica barata llenas de juicios de valor, odios y sesgos ideológicos contra la administración de Donald Trump, en los eventos populares donde participa, ha generado nuevas medidas contra el presidente Petro. Lo que llenó la copa fue el discurso que pronunció través de un megáfono en una calle de Nueva York, incitando a la violencia e invitar al ejército de las Estados Unidos para que no atiendan las órdenes del presidente Donald Trump. Es una provocación netamente populista, que se convirtió en un hazmerreir del pueblo estadounidense y de los medios de información. Además, la cancelación de su visa norteamericana y la de sus algunos integrantes de su gabinete, generó un rechazo gubernamental de la sociedad norteamericana.
Posteriormente continuó con sus discursos ofensivos a las autoridades norteamericanas, en las diferentes manifestaciones populares que convocó en algunos municipios del país. Ha aprovechado estos escenarios para autoproclamarse como un líder mundial y dueño de la verdad absoluta. Algo
absurdo, utilizando y degradando permanentemente la majestad de la presidencia de la República.
Solo se lo creen los movimientos políticos afectos al gobierno nacional. Pero la reacción de la administración Trump, se convirtió en el peor dolor de cabeza para el ejecutivo. En un mensaje del presidente Donald Trump, lo cataloga como “un líder del narcotráfico que fomenta la producción masiva de drogas, tanto en campos grandes como pequeños, por toda Colombia. Se ha convertido en el mayor negocio de Colombia, por mucho, y Petro no hace nada para detenerlo, a pesar de los pagos y subsidios a gran escala de EE. UU., que no son más que una estafa a largo plazo…”.
La decisión de señalarlo de esta forma, y suspenderle al país la ayuda para la lucha antidrogas, el país queda sin financiación a la asistencia humanitaria, seguida de programas de paz y seguridad y programas de apoyo, programas de desarrollo económico, entre otros sectores. Así el monto que recibía se ve afectado para las asistencias en sectores de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Lo anterior puede convertirse en la cuota inicial para que se le estructuren procesos judiciales en los despachos judiciales en el país del Tío Sam. Recuerden que ellos son los dueños de todos los sistemas de información del planeta. Así el ejecutivo, lo niegue.







