Diario del Huila

Ideología vs desarrollo

Oct 20, 2025

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Por: Mario Solano

En la política actual, seguimos observando una peligrosa tendencia: la primacía de la ideología sobre las necesidades de la ciudadanía. A menudo, el dogma se impone sobre la realidad, y los resultados, según la historia todos son trágicos. China ofrece una de las lecciones más claras sobre esta disyuntiva. Durante la era de Mao, la ideología lo era todo. La pureza doctrinal comunista dictaba cada aspecto de la vida.
Sin embargo, esta rigidez ideológica, sumió a la nación en una profunda crisis. El resultado fue una hambruna generalizada y una diáspora masiva de ciudadanos chinos, que huían de su propia tierra, simplemente porque no tenían con qué comer.


Tras la muerte de Mao, los nuevos líderes del partido, analizaron la catastrófica situación. Vieron el hambre de su pueblo y, mirando hacia los paises de Occidente, observaron que el desarrollo económico era la herramienta esencial para combatirla, no el pragmatismo ideológico. En una decisión histórica, decidieron adoptar los mecanismos del desarrollo económico como prioridad nacional, aunque manteniendo su estructura política de partido único. China relegó el dogma rígido a un segundo plano y priorizó la economía. Ese fue el verdadero inicio de su espectacular despegue. Tristemente, en pleno siglo XXI, muchos políticos contemporáneos parecen ignorar esta lección fundamental. Persisten en imponer agendas ideológicas estrictas, tratando de moldear la realidad a la fuerza de su doctrina, en lugar de adaptar sus políticas a la realidad de sus pueblos.

Esta imposición ideológica, nunca conduce a la prosperidad colectiva. La historia reciente nos muestra, una y otra vez, que esta obstinación solo trae pobreza y estancamiento para las mayorías, solo genera, una inmensa riqueza solo para el que está en el poder y su círculo cercano por la corrupción que generan. Las reformas que una sociedad necesita no pueden ser rehenes de la ideología. Las verdaderas reformas deben tener un objetivo claro e incuestionable: generar desarrollo, oportunidades y bienestar para todos, no solo para los que pregonan el dogma. Todas las supuestas revoluciones que vimos en tiempos pasados solo han generado pobreza para sus pueblos y una gran diáspora buscando nuevas oportunidades de desarrollo y crecimiento para sus familias, ya es hora que los nuevos liderazgos y sus seguidores
sepan diferenciar y busquen todo lo que genere crecimiento económico y desarrollo para todos.

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