En una operación conjunta entre el Ejército Nacional, la Fuerza Aeroespacial Colombiana y la Policía Nacional, las autoridades lograron descubrir una nueva modalidad de producción y camuflaje de cocaína utilizada por grupos armados residuales en Colombia.
El hallazgo se produjo en la vereda San Francisco, municipio de Santander de Quilichao (Cauca), donde fueron incautados 2.500 kilogramos de clorhidrato de cocaína ocultos entre pellets de café y aserrín.
La droga, según los investigadores, fue mimetizada mediante un proceso químico que alteró su estado físico, pasando de sólido a líquido y luego siendo impregnada en pastillas de café utilizadas para chimeneas. Además, los narcotraficantes añadieron neutralizadores de olor y compuestos químicos para impedir su detección por medio de pruebas preliminares (PIPH o Scott) y biosensores caninos.
De acuerdo con la información de inteligencia, el cargamento pertenecía al grupo armado residual (GAO-r) Estructura Jaime Martínez, que habría desarrollado esta técnica con el fin de burlar los controles aeroportuarios, marítimos y aduaneros. El plan consistía en exportar la droga impregnada desde el puerto de Buenaventura hacia Estados Unidos y Europa, donde sería posteriormente extraída y devuelta a su estado sólido.
La sofisticada operación del grupo criminal mantenía vínculos con cárteles del narcotráfico en México, lo que demuestra —según las autoridades— la creciente cooperación entre estructuras ilegales en el país y redes internacionales dedicadas al tráfico de drogas.
El Ejército Nacional informó que esta incautación representa un golpe económico de más de 10.376 millones de pesos a las finanzas del GAO-r. Durante el procedimiento, las tropas fueron objeto de un intento de asonada por parte de algunos pobladores, presuntamente instigados por la estructura criminal para obstaculizar la operación militar.
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