Durante décadas, el control del cáncer ha sido un asunto de políticas, protocolos y presupuestos. Pero si algo ha demostrado la experiencia global, es que sin conciencia ciudadana, toda estrategia se marchita. El verdadero antídoto contra el cáncer está más allá de la ciencia, está en la capacidad de los pueblos para entender, asumir y transformar su comportamiento frente a la salud.
Cada año, más de 10 millones de personas mueren por cáncer, y el 70% de estas muertes ocurre en países de ingresos medios y bajos, según la Organización Mundial de la Salud. Cifras que además de revelar brechas de acceso, también muestran una desconexión entre la ciencia y la cultura ciudadana. En América Latina, la información existe, pero no se traduce en acción colectiva. Y cuando la información no se convierte en conciencia, la prevención se paraliza.
Desde la Fundación Salamanca Borrero – SalBo, hemos comprendido que medir la conciencia es tan importante como medir la incidencia de la enfermedad. Por eso hemos desarrollado el índice de conciencia ciudadana en cáncer cervical, una herramienta inédita que evalúa qué tanto las personas, las instituciones y los territorios comprenden su papel en la prevención, detección temprana y la corresponsabilidad frente a la prevención de la enfermedad.
Hablar de conciencia ciudadana es hablar de transformación estructural. Significa incluir desde la escuela la formación en factores de riesgo, hábitos saludables y actividades de prevención del cáncer como parte del currículo esencial. La conciencia debe volver a las aulas, habitar los hogares, impregnar los entornos laborales y estar al alcance de todos, como una forma de vivir.
El futuro del control del cáncer además de edificarse en los laboratorios o en los ministerios, se tendrá que cimentar en la mente y las decisiones de millones de personas que hoy pueden prevenir lo prevenible. Las naciones que comprendan esto darán un salto histórico. La verdadera innovación para la prevención y el control del cáncer será lograr que la prevención se vuelva cultura y que la conciencia se vuelva poder colectivo.
Hoy la humanidad enfrenta una encrucijada, seguir administrando la enfermedad o comenzar a gobernar la salud. El nuevo liderazgo en salud se medirá por la capacidad de construir sociedades conscientes, informadas y activas frente al cáncer.
El próximo gran avance no será científico sino cultural. Y ese cambio empieza con una idea simple, pero transformadora: la conciencia ciudadana es la nueva vacuna contra el cáncer. Hsalamanca@fundacionsalbo.org
