Circular por las calles de Neiva se ha convertido en una verdadera odisea para conservar la vida, No queremos generar pánico en estas expresiones. Pero es la triste realidad que estamos soportando las familias neivanas. En cualquier lugar, así sea en un establecimiento comercial, cafetería o cerca de nuestros hogares, estamos expuestos a ser sujetos de un atraco por unos delincuentes desadaptados y asesinos, que no respetan la vida, ni los bienes personales. Se abalanzan contra la victima como fieras salvajes en la selva, sin que exista el mínimo respeto por la vida. Durante este gobierno del cambio, les han cambiado el nombre de criminales por gestores sociales. Actualmente los centros de detención y las cárceles se encuentran sobresaturadas de estos personajes indeseables que generan temor y miedo, cuando circulan en motos con placas falsas y en muchas ocasiones, sin placas. Son deficientes los controles de las autoridades. Así lo percibe la ciudadanía en general.
Es importante que la ciudadanía asuma comportamientos que conduzcan a disminuir el riesgo. Dejen en sus hogares, los dispositivos móviles y pertenencias personales de alto valor, con el fin de ser sujetos de robos. Igualmente, no anden solos. Vayan siempre acompañados. Nuestros ancestros lo afirmaban.: “No den papaya”. Es indispensable que rodeemos a la Fuerza Pública. Hay que construir un binomio entre las familias y la policía nacional, para frenar esta detestable inseguridad, que permea el bienestar de las familias huilenses. No podemos entregarle la ciudad a la criminalidad. Reprochamos el vil asesinato de Helver González Trujillo, ocurrido a la salida de un restaurante en el Barrio Campo Núñez cuando le celebraban sus cumpleaños, quien fue otra víctima de los centenares de homicidios que generan en el país, por culpa de la inseguridad que campea en las calles de las ciudades colombianas.
Los delitos a que estamos expuestos los neivanos, son el atraco a mano armada que afectan su patrimonio económico y la distribución de sustancias sicoactivas, por parte de estos desadaptados sociales, que en muchas ocasiones son aprehendidos por la Fuerza Pública, pero que, a los tres días de su captura, están gozando de la libertad por los altos niveles de impunidad que existe en la justicia colombiana, provocando que vuelvan a delinquir libremente. En muchas ocasiones, las cárceles se encuentran saturadas de reclusos, obligando a los Fiscales a darles libertad domiciliaria. Igualmente se debe fortalecer las labores de inteligencia de los organismos de seguridad, dotándoles de los mejores instrumentos tecnológicos. Recordemos que la criminalidad es un problema que afecta a todos los segmentos de la ciudadanía. Los establecimientos comerciales y los usuarios se quejan frecuentemente de la presencia de pandilleros que los viven amenazando y aprovechan para extorsionarlos. Y esa sensación es producto de experiencias propias o de personas cercanas o de las historias que a diario reflejan los medios.







