Esta columna va corta y sencilla, porque así se consume la información por estos días. No es que me falten ideas, sino que me compromete la costumbre que tenemos hoy de esperar todo al instante. Soy joven. Mi generación, y la que viene, aprendió a pensar con la barra de progreso en la cabeza, y si las cosas no cargan rápido, pasamos al siguiente tema.
Ayer me cuestionaba, con toda esta instantaneidad, ¿cuál será el futuro de las columnas de opinión? La imprenta no está muriendo, pero sin duda se está transformando. Hace poco compré un cuaderno digital y comprendí de primera mano porqué le queda poco tiempo al papel. En este salto tecnológico de cultura instantánea, ¿habrá espacio para largos textos como lo son las columnas de opinión? A veces pienso que la escritura se está extinguiendo; pero en realidad se está ajustando. Y pasamos en pocos años, de los largos ensayos de Vargas Llosa a los compactos hilos de Twitter.
Escribiendo ya mi columna número 75 en El Diario del Huila, me di cuenta que el público más fiel a mis textos suele ser adulto. Quienes crecimos con internet abrimos como mucho dos pestañas para resolver una duda y terminamos pidiéndole a la inteligencia artificial que nos resuma la respuesta. Incluso buscar en Google se volvió un trámite desde que entró GPT al tablero. Los documentos escritos compiten con audios, clips y reels que resuelven en segundos lo que antes tomaba minutos e incluso horas.
Y aquí no vengo a juzgar el desarrollo de la inteligencia ni a entrar en ese debate, sino a hablar del formato. La instantaneidad manda, la crónica se convirtió en ‘hilos’, los reportajes en videos verticales, y los ensayos en listas. Todo es cada día más corto. Y sinceramente a hoy no sabría decir si, al acortar, se pierde el argumento, o se gana claridad.
En esta micro columna quiero probar la hipótesis de que en pocas líneas es posible plantear una idea completa. Y no es que lo escrito se vaya a desaparecer; pero sí incomoda cómo está moldeando su receta para el paladar del lector
Con la irrupción de la IA todos entendimos algo innegable, y es que la transformación se seguirá acelerando. Y entre tantos formatos que cada día se actualizan, es necesario mantener el criterio básico de que lo breve conserve su sentido. Y por eso pienso que el hábito de escribir antes de morir, también se adaptará.
Con el aroma de un café Entorno, los saludo,
Santiago Ospina López.








