La reciente declaración política sobre Enfermedades No Transmisibles (ENT), adoptada por las Naciones Unidas, vuelve a poner sobre la mesa una discusión decisiva: ¿estamos preparados para transformar los compromisos internacionales en resultados tangibles para millones de personas que enfrentan el cáncer en todo el mundo?
Celebramos que el documento mantenga compromisos esenciales, como la continuidad del enfoque integral frente al cáncer dentro de la agenda global de ENT, y que reafirme la importancia del acceso a los servicios esenciales y la cobertura universal en salud. Sin embargo, el ritmo de avance está lejos del tamaño del desafío. La historia reciente demuestra que las declaraciones, por sí solas, no generan los resultados que deberían. El cambio real se materializa cuando la voluntad política se convierte en recursos, innovación y decisiones.
Uno de los temas más sensibles del debate fue la falta de consenso para establecer gravámenes efectivos sobre productos cancerígenos como el tabaco, el alcohol y los ultra procesados. Evadir esta discusión priva a los países de una herramienta legal de prevención y financiamiento sostenible. El control del cáncer no puede desligarse de las causas que lo impulsan. Regular los determinantes comerciales además de una opción política, es una obligación ética. Los impuestos o las medidas aplazadas perpetúan el costo más alto: el de las vidas humanas.
Este es el momento de pasar del compromiso a la ejecución. Los países deben transformar las metas globales en políticas sostenibles, con presupuestos claros, datos abiertos y mecanismos de rendición social. El cáncer, más que una enfermedad, es un espejo que revela las inequidades más profundas de nuestros sistemas de salud. Y si algo enseña la experiencia en América Latina y el Caribe, es que la equidad se construye desde los cimientos, con la participación activa de la sociedad civil, la academia y las comunidades científicas.
La verdadera fortaleza de esta declaración reside en su capacidad para convertirse en un pacto global por la vida. El liderazgo global contra el cáncer requiere visión, pero sobre todo valentía: para regular, para invertir, para actuar. Hoy el mundo tiene la oportunidad de transformar esta declaración en un escenario de acción efectiva. Las buenas decisiones se traducen en vidas salvadas, y los pasos firmes nos acercan como humanidad a un futuro donde el cáncer deje de ser una sentencia y se convierta en una causa común por la vida. hsalamanca@fundacionsalbo.org








