Por: Oscar Eduardo Trujillo Cuenca
Vivimos en un constante cambio, silencioso, pero profundo, en una transformación que no se mide en cifras, sino en resultados, la de una generación que ya no busca solo un empleo, sino tener un sentido en su vida; en donde ya no se quiere trabajar para sobrevivir, sino para dejar huella, en el que el dinero importa, pero no lo es todo y máxime donde por primera vez, se atreve a preguntar ¿para qué hago lo que hago?
Esta es la generación del propósito, la de los jóvenes que eligen proyectos que los inspiran, que prefieren emprender con sentido antes que seguir estructuras sin alma; la de los que no temen equivocarse, porque entienden que fallar también es aprender, la de los que creen que el éxito no se mide por lo que se tiene, sino por lo que se aporta.
Durante años se nos enseñó a seguir caminos trazados por otros, a estudiar, trabajar y ascender laboralmente, pero desde un tiempo atrás algo empezó a cambiar; hoy los jóvenes no solo quieren un puesto, quieren un propósito, en el cual no buscan jefes, sino que buscan mentores, guías, que los oriente, no se mueven por miedo, sino por inspiración, y eso, aunque incomode a algunos, es una realidad con la cual debemos alegrarnos y aceptar.
Porque un territorio que aprende a escuchar a su juventud, está abriendo espacios para crear, innovar y equivocarse, está sembrando liderazgo auténtico y asegurando su futuro.
La generación del propósito está aquí, no espera aprobación, sino conexión, no exige aplausos, sino oportunidades, son jóvenes que quieren trabajar por causas, no por cargos, por impacto, no por jerarquía; a veces se les tilda de impacientes o soñadores, pero tal vez son precisamente eso, “soñadores con propósito”, los que recuerdan que las revoluciones más grandes empezaron con una idea, con una chispa, con una convicción.
Ahora bien, quiero dejarles la siguiente reflexión:
“Escucharlos no es una opción, es una necesidad.
Acompañarlos no es un favor, es una inversión.
Confiar en ellos no es un riesgo, es el camino.”
Porque el futuro ya llegó, ese que tantas veces imaginamos y llego con nombre propio, con energía, es la “Generación del Propósito”, la cual no pide permiso y está construyendo hoy, el mañana.








