Alfonso Vélez Jaramillo
Los actores de la política de hoy son facilistas por múltiples razones de su interés y de quienes financian sus campañas, ya que mutilaron esa actividad del componente académico y propositivo.
No es mentira, años atrás, los dirigentes políticos, eran políticos y no empresarios y negociantes metidos en la política.
Se destacaban por la riqueza de sus expresiones en la plaza pública, que además creaba su opinión, pese a que algunos muy notables, solo eran apenas bachilleres, pero cultos.
No son pocos hoy en día a quienes se les siente la incapacidad de ofrecer charlas académicas con los fundamentos de un futuro plan de gobierno.
Están dedicados a lanzar ofensas a diestra y siniestra y deben pasar a otra fase de su campaña, ya la gente está cansada.
Se necesitan propuestas serias, que sean creíbles y ejecutables, que permitan establecer al final del gobierno que estas han sido eficaces, es decir que se cumplan, pues solo se sienten cortinas de humo.
En esas condiciones entrevisté a la joven médica y precandidata presidencial Carolina Corcho Mejía, de apenas 43 años, sobre sus planes, en caso de llegar a la presidencia.
“La Corcho”, como está conociéndosele, sin rodeos y sin cortapisas, desde ya está ofreciendo seguir con las reformas constitucionales que se ha propuesto el presidente Gustavo Petro.
Mencionó la reforma agraria, para redistribuir la propiedad de la tierra y lograr la soberanía alimentaria.
La reforma estructural a la salud, la pensional, la agraria, y al sistema de prestación de los servicios públicos.
En su propuesta resaltó la reforma política dentro de los mecanismos que permite el Estado Social de Derecho, para mejorar esa actividad como servicio.
Una reforma a la justicia que tanto se necesita, la implementación de las reformas laboral y pensional, pero especialmente la reforma a los servicios públicos.
Estas son, según dijo, verdaderas reformas estructurales, “para que Colombia salga del siglo 20 y lleguemos al 21 con desarrollo sostenible”.
Aclaró que no serán reformas “gatopardistas”, ni son reformas simuladas que no alteran los fundamentos básicos de una sociedad.
Apunta a la novela “El Gatopardo” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, que muestra la cualidad de cambiar lo aparente de una estructura o situación para que, en esencia, todo siga igual y se mantenga el statu quo.
Mencionó además que convocará un acuerdo nacional y el apoyo del congreso para buscar consensos en torno a las reformas.
Sin embargo, si ese acuerdo no se logra en el legislativo, acudirá al Constituyente primario para una reforma constitucional que permitirá sacar adelante sus reformas.
Una reforma en el constituyente, puede convertirse en una asamblea nacional constituyente, cuyos delegatarios tendrán competencia, no solo para reforma, sino para cambiar toda la constitución, como ocurrió con la constitución del 91.
Escuchamos con atención a la precandidata presidencial Carolina Corcho Mejía, nos pareció interesante que, en lugar de contraponer discursos de apatía y desafección, comenzó a dar a entender como sería un gobierno en caso de ser elegida presidenta.
A algunos les gustará sus propuestas y a otros no, pero es bueno y positivo que los candidatos vengan a las regiones a proponer para que dejen a un lado sus discursos cargados odios y de retórica polarizante, que lo único que hace es daño y divide a la sociedad.








