La sociedad colombiana se encuentra totalmente decepcionada con el primer mandatario de los colombianos, por la forma de expresar en sus discursos incendiarios, seguir polarizando la opinión pública, creando con ello las alteraciones en el orden público, como sucedió el viernes anterior cuando los gestores sociales y grupos desadaptados encapuchados atacaron salvajemente algunos centros comerciales, la sede de la Andi y un CAI, en la capital de la República, recordando los ingratos momentos que vivimos en la explosión terrorista que se presentó en la época pre electoral, que lo llevaron al triunfo presidencial. Pareciera que dicha estrategia la estuviera planeando para crear las condiciones de reelegirse nuevamente y convertirse en dictador. Pero no les va a sonar la flauta. Los diferentes actores de la sociedad están ansiosos para que este viacrucis termine pronto. Los resultados gubernamentales son un desastre, así sus áulicos y los influencers desde sus bodegas, que tienen contratados con recursos del presupuesto nacional, difundan mensajes a través de las redes sociales que en Colombia estamos viviendo en un paraíso. Sus resultados, reflejan la incompetencia y la ineptitud para manejar los asuntos de Estado, durante el presente cuatrienio.
Repitieron la misma estrategia utilizada en otrora, de trasladar masivamente las mingas indígenas y las organizaciones sociales de otros territorios del país en chivas y buses contratados con dineros públicos, pagándoles además el transporte, viáticos, alimentación y compra de bebidas alcohólicas para que asistieran y aplaudieran las incoherencias pronunciadas en su disertación populista en la Plaza Murillo Toro en la ciudad de Ibagué, el pasado viernes. Inclusive utilizando las franjas de los canales privados y públicos obligándolos a retransmitir sus sandeces llenas de odio y de juicios de valor incoherentes a través de sus retóricas baratas, que solo se las cree y los sectores políticos afectos al ejecutivo. Es risible que se cree que es el mesías traído del universo para salvar a Colombia de la profunda crisis social y económica que estamos viviendo. Esa forma, no les va a funcionar. En las próximas elecciones, el constituyente primario, les va a pasar factura, por dichos excesos gubernamentales.
Igualmente volvió a referirse de manera negativa contra el gobierno norteamericano a través de su alocución populista, lleno de incoherencias y totalmente descontextualizado de la realidad nacional e internacional. Volvió a arremeter contra la honra de Keralty Sanitas EPS, desobedeciendo la orden que emitió la Corte Constitucional como consecuencia de las declaraciones públicas difamatorias que realizó en meses pasados. Lo anterior refleja que no respeta la institucionalidad colombiana. Sus sesgos ideológicos y su mentalidad de llena de odios contra las personas que no comulgan con sus ideales arcaicos y obsoletos, reflejan que los colombianos estamos gobernados por una persona que desea convertirse en dictador, pero que la fortaleza de la democracia colombiana, no se lo van a permitir.
