De nada les sirvió el aporte significativo de recursos que les hiciera el sindicato de profesores Fecode a la campaña presidencial de Gustavo Petro Urrego, ni el acompañamiento masivo a las protestas sociales para respaldar la gestión gubernamental del primer mandatario de los colombianos, porque a solo dos días de cumplir 38 meses de su mandato, se ha presentado una crisis en la prestación de la salud de todos los maestros y a sus familiares, como está ocurriendo con el resto de los colombianos, que se encuentran muy preocupados por las afectaciones en su salud que están padeciendo. La salud en general se encuentra en cuidados intensivos. Así el ejecutivo en sus retóricas baratas y trinos descontextualizados, a los cuales nos tienen acostumbrados, buscan justificar su incompetencia e ineptitud para estructurar políticas públicas tendientes para mejorar el bienestar de las familias colombianas.
Este importante sector social, ha sido permeado por las equivocadas políticas que ha impulsado el ejecutivo, que de manera autocrática y dictatorial ha querido imponer sin tener en cuenta a los demás sectores políticos, actores gremiales y personal de la salud. Así no se manejan los asuntos del Estado. Estamos en una democracia donde se conjugan las expresiones y decisiones de los contrapesos, sin amenazar y ofender a los demás actores de la vida pública. Lo anterior, les está pasando factura, porque ese importante caudal y respaldo político que tuvo en las pasadas justas electorales presidenciales, actualmente se vea diezmado. Es común escuchar entre empresarios, transportadores, campesinos, vendedores ambulantes, funcionarios, contratistas, desempleados, en fin a todos las personas que desarrollan o no alguna actividad económica en nuestra región, el desespero y el arrepentimiento de haber votado y respaldado al presidente que prometía el cambio estructural en la formulación de las políticas públicas. El país le creyó.
A la fecha, todo ha sido una desilusión en el constituyente primario. El gremio de los maestros, se encuentran supremamente desilusionados por la inoperancia y negligencia gubernamental para prestarle de una manera eficaz y eficiente los servicios de atención a la salud. Hasta las directivas de la clínica Emcosalud, donde atienden a este importante sector poblacional en los departamentos del Huila y Tolima, han venido expresando su inconformismo ante las instancias gubernamentales del orden nacional, porque no les giran oportunamente los pagos de los servicios prestados a los maestros y familiares, de acuerdo con los convenios firmados por el FOMAG, afectando la salud de los pacientes que acuden a solicitar sus servicios. Se espera que con la oficialización que se realizó hace dos días de la red nacional de prestadores de salud para los docentes y sus familias, se corrijan definitivamente estas deficiencias que se han venido presentando. Así, representa un paso clave en el fortalecimiento del modelo de salud del Magisterio en Colombia.







