A los 28 años, cuando muchos ya lo daban por una promesa que nunca explotó del todo, Ousmane Dembélé alcanzó el mayor reconocimiento individual del fútbol: el Balón de Oro 2025. El delantero francés del París Saint-Germain fue elegido este lunes como el mejor jugador del mundo en la gala de France Football y la UEFA celebrada en el teatro Chatelet de París, superando a Lamine Yamal y Vitinha.
La distinción llega tras la temporada más brillante de su carrera, en la que guió al PSG a un año histórico conquistando todos los títulos, incluida la tan ansiada Liga de Campeones. Bajo la dirección de Luis Enrique, Dembélé asumió un nuevo rol como delantero centro y respondió con un rendimiento estelar, dejando atrás la irregularidad que había marcado sus años en Barcelona y sus inicios en París.
La historia de Dembélé es la de un talento precoz que debió abrirse camino a contracorriente. Criado por su madre de origen mauritano en el barrio de La Madeleine, Normandía, desde niño pasó horas golpeando el balón contra los muros del vecindario. Su primera gran decisión la tomó a los 13 años, cuando ingresó en el centro de formación del Rennes, lejos de su familia, que terminó mudándose con él para acompañar su sueño.
Puede leer: Deportivo Cali se coronó campeón del fútbol femenino tras vencer a Santa Fe
Su explosión llegó pronto: debutó en la Ligue 1 con apenas 17 años y en poco más de una temporada ya estaba en la agenda de los gigantes europeos. El Borussia Dortmund fue su trampolín en 2016, antes de que el Barcelona pagara 105 millones de euros por él en 2017, en medio del terremoto por la salida de Neymar. Sin embargo, su paso por el Camp Nou fue irregular, marcado por lesiones, altibajos y la sombra constante de Kylian Mbappé, quien le superó en protagonismo tanto en clubes como en la selección francesa.
El giro definitivo llegó con su llegada al PSG, club que apostó por él en un momento en que pocos lo consideraban ya una estrella. La salida de Mbappé y la confianza de Luis Enrique le abrieron el camino para liderar al equipo en una temporada inolvidable. Hoy, ese cambio de rumbo ha sido recompensado con un Balón de Oro que muchos ven como una redención y que lo consagra en la élite del fútbol mundial.
La carrera de Ousmane Dembélé, la promesa que estuvo a punto de apagarse, queda ahora marcada por un título que parecía improbable y que lo obliga a sostener en el tiempo lo que ha alcanzado en su temporada más gloriosa.
Le puede interesar: Dayro Moreno sigue imparable: doblete en el triunfo de Once Caldas en Sudamericana









