Por: José Eliseo Baicué Peña
A partir de la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) en internet, hace aproximadamente una década, las plataformas digitales y demás aplicaciones iniciaron un proceso de masificación de información sobre este tema.
Casi en todos los escenarios se trata sobre ello con mucha pasión e interés. Aunque, también, abundan las críticas negativas. Es un debate de largo aliento que se está dando en las esferas de la academia, del empresarismo, de la política, de los gremios, de los sectores público y privado, de la seguridad, etc.
Así, dentro de todo este cúmulo de ideas y opiniones, una de las preguntas más frecuentes que se suscita es que si la IA llegará a reemplazar completamente al ser humano en todas sus actividades. Interrogante que ha generado grandes discusiones entre expertos, ingenieros, programadores y diseñadores de diversas partes del planeta.
En este sentido, lo primero es entender y aceptar que es evidente el avance y desarrollo de la tecnología, la ciencia, las artes, la medicina, y el de casi todas las áreas del conocimiento con el uso de la IA. Son enormes los desarrollos y logros que se están dando alrededor de su implementación, y sospecho que muchos más los que están por venir.
Y, lo segundo, es reflexionar sobre las limitaciones que pudiera llegar a tener la IA, y que tiene que ver con la pregunta antes mencionada: ¿La IA llegará a reemplazar al ser humano?
Ahora bien, si las llegara a haber, ¿cuáles serían esas limitaciones?
Los más conocedores y adelantados en estos temas, aseguran que la IA no puede ni podrá procesar las emociones humanas. Tampoco, podrá generar creatividad y, por lo tanto, carecerá de capacidad para la toma de decisiones. Pues, la IA le cuesta la comprensión de textos y el análisis de sus matices.
Distinguir entre la ética, la moral, el estrés y otras emociones más, es otra labor que la IA no podrá diferenciar para cualquiera de sus actividades e informaciones claves.
Desde el año 1956, fecha en que se acuñó el término “inteligencia artificial”, por parte de John McCarthy, se han producido incalculables avances en el mundo tecnológico y científico.
Es aventurado calcular el rumbo que tomará la IA con el devenir de los años, máxime cuando los cambios se aprecian a velocidades inconcebibles.
Soy un seguidor de la tecnología, pero, como muchos, temo el día que esta llegue a reemplazar al hombre. Si es que llega a suceder.
