La violencia, la precariedad en la infraestructura vial y las necesidades económicas de las familias campesinas son los principales factores que están llevando a miles de niños y adolescentes a abandonar las aulas en el departamento.
DIARIO DEL HUILA, REGIONAL
Muy preocupante es el panorama que atraviesa el sector educativo del Huila debido a la creciente deserción escolar que se viene registrando de manera constante en instituciones educativas, principalmente en las áreas rurales. La falta de garantías, los problemas de movilidad en las zonas más apartadas y la presencia de actores armados ilegales han configurado un escenario que pone en riesgo no solo la formación académica, sino también la integridad de los menores.
De acuerdo con el secretario de Educación Departamental, Édgar Martín Lara, en lo corrido del 2025 al menos 2.000 estudiantes han abandonado las aulas de clase. Las cifras, aunque alarmantes, no son nuevas: en 2023 se registró un 5,1 % de deserción, lo que representó más de 5.000 estudiantes que dejaron de asistir, y en 2024 la cifra fue de 4,34 %, mostrando que la problemática persiste sin que se logre frenar del todo.
Factores que agudizan la crisis
Según Lara, la deserción escolar en el Huila responde a múltiples causas. Por un lado, la pobreza y las necesidades económicas de las familias campesinas hacen que muchos padres retiren a sus hijos de los colegios para incorporarlos a labores agrícolas, como la recolección de cosechas, o para desempeñar oficios que les permitan aportar a la economía del hogar.
Por otro lado, la infraestructura vial rural es precaria y en muchos casos intransitable, situación que empeoró con la ola invernal de los últimos meses. “Las vías quedan obstruidas, lo que dificulta el desplazamiento hacia las instituciones. Los niños deben caminar largas distancias, y ante esa dificultad muchos prefieren no asistir”, señaló el secretario.
A lo anterior se suman los problemas de orden público, especialmente en el occidente del departamento, donde la presencia de grupos armados ilegales genera miedo y zozobra en las comunidades. En estas zonas no solo hay restricciones de movilidad, sino que también se han presentado casos de reclutamiento forzado de menores, lo que agrava la situación y obliga a muchos padres a abstenerse de enviar a sus hijos a la escuela.
Le puede interesar: Huila acoge el Primer Festival Nacional Infantil Oncológico Miss Fantasía

El occidente, la región más golpeada
El funcionario recalcó que es precisamente en el occidente del Huila donde el panorama resulta más crítico. Municipios como La Plata, Nátaga y Paicol han reportado mayores dificultades para garantizar la permanencia escolar. Allí, el temor a que los menores sean víctimas de la violencia, sumado al aislamiento geográfico y a la falta de inversión en infraestructura, hacen que los niveles de deserción sean más altos que en otras zonas del departamento.
Este escenario amenaza con profundizar la brecha educativa y social en el Huila, ya que las comunidades rurales no solo enfrentan el abandono estatal en materia de educación, sino que también lidian con la inseguridad y la falta de oportunidades laborales, lo que perpetúa el círculo de la pobreza.
Estrategias para mitigar el problema
Frente a esta situación, el secretario de Educación aseguró que la administración departamental está trabajando en conjunto con las Secretarías de Gobierno e Infraestructura, así como con las entidades territoriales, para implementar programas que incentiven la permanencia de los estudiantes en las aulas.
Uno de ellos es “Escuelas Seguras”, una estrategia que busca brindar confianza a las familias en las zonas rurales, generando entornos de protección y motivación para que los niños y jóvenes continúen su formación académica. De igual manera, se están ejecutando acciones de mejoramiento vial en algunos corredores rurales con el fin de facilitar el acceso a los planteles educativos.
No obstante, el desafío sigue siendo enorme. Para que estas medidas tengan un verdadero impacto, expertos en educación coinciden en que es necesario un trabajo articulado entre el Estado, las comunidades y la fuerza pública, que permita garantizar condiciones mínimas de seguridad y bienestar para los estudiantes.
Un llamado urgente
La deserción escolar en el Huila no solo es un problema de cifras: es una situación que compromete el presente y el futuro de miles de niños. Cada menor que deja de estudiar representa una oportunidad perdida para la región y un riesgo mayor de caer en círculos de violencia, explotación laboral o exclusión social.
El llamado de las autoridades departamentales es claro: se requiere atención prioritaria del Gobierno Nacional, con inversiones en infraestructura, programas de apoyo económico a las familias y un refuerzo en la seguridad en las zonas rurales. De lo contrario, el riesgo es que el Huila continúe viendo cómo sus niños abandonan las aulas sin que exista un horizonte claro para frenar esta crisis.

Puede leer: Baraya, la tierra huilense que alguna vez fue un mar








