Diario del Huila

Entre estudios, deudas y engaños: el estadio que heredamos

Ago 20, 2025

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Por: Johan Steed Ortiz Fernández
El estadio Guillermo Plazas Alcid se ha convertido en la obra inconclusa más costosa y dolorosa de Neiva. Cada administración, desde gobiernos anteriores hasta Germán Casagua, lo ha usado como laboratorio de estudios, diseños y promesas.

Millones de pesos se han ido en consultorías con universidades, demoliciones y rediseños que nunca llegan a materializarse. Y hoy, bajo el pretexto de un nuevo crédito por $28.000.000.000 (veintiocho mil millones de pesos), volvemos a la misma película: hipotecar el futuro financiero de la ciudad, sin claridad, sin verdad y sin resultados.

Pero hay una verdad incómoda que se quiere olvidar: en 2016 colapsó la tribuna occidental y murieron cuatro obreros. La improvisación y la falta de planeación no solo costaron dinero: costaron vidas. Y, sin embargo, el actual alcalde actúa como si nada hubiera pasado. ¿Dónde está el respeto a las familias que perdieron a sus seres queridos? ¿Dónde la responsabilidad institucional de lo ocurrido? Hoy nadie habla de cómo recuperar lo invertido ni de quién debe responder por esta tragedia administrativa.

Los estudios de patología han servido para justificar un nuevo derribo. Se dice que hay que tumbar el estadio. ¡Ojo!: ya nos tumbaron a todos los neivanos con corrupción e improvisación, y ahora quieren tumbar físicamente lo poco que queda del escenario. Si de estudios se trata, invito a aplicar la misma vara al Palacio de Justicia, a la Cámara de Comercio, al edificio de la antigua Caja Agraria, a la Alcaldía, a la Gobernación, al Teatro Pigoanza, al Coliseo Álvaro Sánchez Silva, a las piscinas de la Unidad Deportiva o al estadio Urdaneta. ¿Cuál sería el panorama de Neiva si hiciéramos lo mismo?

Lo grave es que no se ha tenido en cuenta el POT. Se asegura sin sustento que el Gobierno Nacional cofinanciará las demás tribunas, y se ignora que ya se invirtieron regalías en este mismo escenario. Jurídicamente, modificar lo ejecutado requiere plazos y procedimientos que no se han respetado. Mientras tanto, los recursos del crédito de $80.000 millones aprobado en 2024 siguen quietos en cuentas bancarias, con apenas $17.000 millones proyectados para ejecutarse este año, según reconoció el propio secretario de Hacienda. ¿Alcalde, cuál era entonces el afán de endeudarnos otra vez?

Y aquí está la paradoja: nos dicen que el estadio estará listo en 18 meses. Pero expertos ya advirtieron que ese plazo no es más que un espejismo peligroso. Técnicamente es imposible con los estudios, las demoliciones, los rediseños y los trámites fiscales que ni siquiera han arrancado. Para completar, lo que hoy aprueban apenas alcanza para derribar la tribuna occidental. Para terminar las demás fases se necesitarán al menos 85.000 millones adicionales, que nadie sabe de dónde saldrán. Es decir, no solo nos venden humo, nos venden deuda.

Miremos la cifra con ojos ciudadanos. Los $28.000.000.000 equivalen a 19.700 salarios mínimos mensuales de 2025 (sin auxilio de transporte). Es decir, se podría pagar un año completo de salario mínimo a 1.437 familias, lo que representa 5.748 personas con sustento asegurado. Y esto sin contar los intereses, esa carga silenciosa que casi nadie menciona y que terminará golpeando a las finanzas públicas durante años. Paradójicamente, en una ciudad donde más del 50% de los hogares sobreviven con un mínimo, la Alcaldía repite como disco rayado que “no hay plata”.

Si lo pensamos en prioridades, con esos $28.000 millones también se podrían levantar sedes educativas donde estudian nuestros niños todos los días, construir viviendas dignas para familias que hoy viven en asentamientos informales, o garantizar el mantenimiento de polideportivos en las comunas más vulnerables. Esa es la verdadera deuda de Neiva: la social. ¿Qué elegimos entonces: ladrillo social o más deuda bancaria?
Una ciudad con calificación BBB+ y perspectiva negativa no debería estar solicitando un nuevo crédito de alto costo y bajo impacto social como lo es el estadio.

Mientras tanto, hay alternativas que merecen discutirse con seriedad, como la propuesta de construir un nuevo estadio en la Isla Santorini. El empresario que la impulsa ya estuvo en el Concejo y en la Asamblea, y en su momento todos aplaudieron con entusiasmo. Sin embargo, hoy esos mismos concejales guardan silencio, quizás porque ya llenaron sus barrigas. Y no, no se trata de aplaudir sin filtros ni de tragarse el cuento completo, pero sí de abrir el debate: ¿es más sensato seguir enterrando plata en el Plazas Alcid, una obra maldita por la corrupción, o dejarlo funcional, o empezar de cero con un proyecto moderno, sostenible y bien planeado?

La diferencia está en escuchar con responsabilidad, no en improvisar con deuda.
Así las cosas, y sin ser Nostradamus ni tener bolita de cristal: 15 concejales dirán sí al endeudamiento y 4 votarán en contra. Lo irónico es que cuando vuelvan a pedir el voto de la gente, posarán de indignados denunciando lo mismo que hoy aprobaron. Y cuando ya no haya remedio, se excusarán con el clásico ‘fue un error’… pero ya para qué.

No podemos seguir actuando después del error. No podemos hipotecar el futuro de Neiva para inflar egos políticos, ni enriquecer contratistas. Desde ya anuncio que expondremos públicamente a cada concejal, con el monto de deuda que ha aprobado y los supuestos beneficios que sus decisiones han dejado a la ciudad. Porque cuando los interpelábamos en el Concejo, su respuesta siempre fue la misma: “entiéndame que debo cumplir con mi electorado y mis compromisos”. Pues bien, llegó la hora de cumplirle a Neiva, no a sus compromisos de campaña.
No facilitemos el camino a quienes ven en el endeudamiento como un negocio. Los que hoy deciden no han jugado ni fútbol en la tierra, pero sí han jugado con los recursos de la ciudad. Y en ese juego, lo que se pierde no es solo una tribuna: es la dignidad de Neiva, su credibilidad institucional y la calidad de vida de su gente.

Si usted está de acuerdo con lo que aquí se denuncia, no se quede solo con la indignación. Comparta esta columna en sus redes sociales y en sus grupos de WhatsApp. Así más neivanos podrán enterarse de cómo están malgastando nuestro dinero. Solo visibilizando a estos concejales sinvergüenzas y a un alcalde irresponsable que improvisa con la ciudad, podremos frenar tanto abuso con los recursos públicos que son de todos.

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