Los ciudadanos somos responsables de las torpezas que delegamos en quienes confiamos las decisiones colectivas de los territorios. Pretender que el Concejo de Neiva funciona como una junta directiva es, por decir lo menos, ingenuo.
En el mundo empresarial, una junta directiva vela por los objetivos de mediano y largo plazo de la organización. Es el órgano que corrige el rumbo cuando el administrador pone en riesgo la salud financiera de la empresa. Son los avalistas de las utilidades y, cuando su voz no se escucha, incluso renuncian en pleno para no ser cómplices de la irresponsabilidad gerencial.
En cambio, en la política local nos encontramos con corporaciones que rara vez ejercen ese rol de contrapeso serio. Más que velar por el futuro de la ciudad, muchas veces parecen estar ocupadas en debates menores, en componendas de coyuntura o en la defensa de intereses particulares disfrazados de representación ciudadana.
Algunos de estos concejales han aprobado más de 150 mil millones de pesos entre esta administración y la pasada, y la ciudad sigue exactamente igual de abandonada. Usted, ciudadano, ¿es consciente de que hace parte de este entramado de atraso, generando las condiciones para que los representantes de la ciudad no cumplan con el deber lógico de poner orden, límites y visión?
La última muestra de esta falta de sentido común es la próxima aprobación de 28 mil millones de pesos para maquillar paliativamente el Estadio de Fútbol Plazas Alcid, una inversión que traerá más vergüenza que orgullo. En campaña, el entonces candidato Casagua proponía soluciones responsables, como concesionar el escenario, sin cargarle más deuda al municipio. Hoy, como alcalde, prefiere despilfarrar millones en un elefante blanco que no tiene futuro asegurado.
Y no es un hecho aislado: el Concejo también ha permitido una sobretasa de seguridad que no se ve, el abandono de la gestión predial y del alumbrado público, la autorización de créditos por 80 mil millones sin garantizar su cofinanciación, dejando esos recursos en un limbo costoso. Ahora suman esta nueva aprobación para remendar lo irremediable.
Carajo, seamos serios. No podemos permitir que un puñado de dirigentes disfrute del atraso y la necesidad de los neivanos.
Y ahí es donde vuelve la pregunta incómoda: ¿somos conscientes de a quiénes estamos entregando las llaves del futuro de Neiva? Porque si seguimos confundiendo representación con administración responsable, no será el Concejo quien pague la factura del desgobierno: será la ciudad entera.
“Cuando Roma habla, el César atiende.”
