Diario del Huila

Derrotemos el miedo

Ago 13, 2025

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Por: Yamid Sanabria

La violencia en Colombia es una enfermedad endémica que no puede seguir tomando decisiones. Después de dos meses en cuidado crítico, la muerte de Miguel Uribe nos embarga de tristeza y reflexión sobre el sesgo político, la falta de seguridad y la normalización de las conductas violentas. La lógica perversa de crear enemigos comunes ha deteriorado la confianza de los ciudadanos, y los necesita llenos de miedo para elegir el próximo presidente en 2026.

A raíz del deceso de Miguel, dos grandes narrativas se imponen en el país para promover un sesgo político, ambas sin pruebas o evidencias; la primera de un atentado liderado por dicidencia de grupos armados, es decir, violentos que desean impedir el regreso de la derecha al poder; y la segunda, que la propia derecha decidió acabar con la vida de uno de sus militantes para reforzar un discurso de seguridad. Ambas versiones un poco conspirativas y miserables de la condición humana; mientras tanto se espera que se esclarezcan los hechos y se haga justicia. 

Ahora bien, la realidad es la reorganización de los grupos armados ilegales en el marco de una débil política de paz, que desfinanció Duque y no pudo direccionar Petro; lo cual conllevó a una recuperación del control territorial de zonas que históricamente por su condición geoestratégica sirven de corredores del narcotrafico para alimentar sus estructuras; y eso requiere de capacidad militar, con o sin mesa de diálogo.

Además, es evidente los problemas de salud mental de miles de colombianos que han vivido la guerra, ya sea por la muerte de un familiar a manos de las guerrillas, el paramilitarismo o el estado; la pérdida de sus propiedades por el desplazamiento y la extorción; o el odio infundido de una generación a otra; que como resultado nos da una cultura violenta que se evidencia en las redes sociales, con mensajes como “es un muerto más”, “igual me caía mal”, “es un uribista menos”, entre otros; son el reflejo de una sociedad que sana sus heridas con las desgracias de otros.

Finalmente, para derrotar el miedo no podemos caer en los bandos o bodegas de las próximas elecciones presidenciales, hay gente buena de izquierda, centro y derecha, pero evitemos ser el circo de ciertos payasos (con el respeto a los artistas); hay que preguntarles ¿cómo van a recuperar las políticas de seguridad y paz?; y así, bien informados, tomar decisiones, de lo contrario, volverá a ganar “quien hable más duro” o “venda más humo”.

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