Diario del Huila

Cultivar sin contaminar: campesinos de Isnos protegen el Parque El Dorado

Jul 30, 2025

Diario del Huila Inicio 5 Huila 5 Cultivar sin contaminar: campesinos de Isnos protegen el Parque El Dorado

En Isnos, Huila, 24 familias cultivan mora sin químicos mientras protegen el Parque Natural Regional El Dorado, demostrando que es posible producir sin destruir el entorno.

DIARIO DEL HUILA, ACTUALIDAD

En la vereda Palo Quemado, en lo alto de las montañas del municipio de Isnos, en el sur del Huila, un grupo de familias campesinas ha encontrado una forma de ganarse la vida sin darle la espalda a la naturaleza. Lo hacen cultivando mora orgánica, sin químicos, mientras conservan una de las áreas protegidas más importantes del departamento: el Parque Natural Regional El Dorado.

Allí, el aroma dulce de la fruta se mezcla con el canto de las aves y el rumor del bosque. Pero este paisaje no es casualidad ni producto del azar. Es resultado de un acuerdo de conservación firmado entre 24 familias y la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), un pacto que implica cuidar los ecosistemas mientras se produce de forma responsable.

“Estamos cuidando la naturaleza y al mismo tiempo comemos de ella”, dice con convicción Claudia Lucía Muñoz Yáñez, una de las campesinas que desde hace meses cosecha mora dos veces por semana junto a su familia. Gracias a las capacitaciones que han recibido, aprendieron a preparar fertilizantes orgánicos, extraer microorganismos del suelo y entender las necesidades de su tierra. “Antes no sabíamos cómo tratar el suelo, pero ahora lo trabajamos con más conciencia”, afirma.

Cultivar sin destruir: acuerdos que cuidan el bosque

El acuerdo, que va más allá de sembrar sin químicos, establece compromisos claros: las familias deben proteger una franja de cobertura natural, respetar las funciones ecológicas del parque y ejecutar el proyecto bajo criterios técnicos. A cambio, reciben asistencia técnica, insumos y acompañamiento continuo por parte de los profesionales del parque El Dorado.

Wilmer Valenzuela, uno de los encargados del proceso, explica que todo empieza con el diálogo. “Nos acercamos a las comunidades, identificamos quiénes pueden vincularse y definimos en conjunto cómo hacer sostenible su forma de vida. Después vienen las visitas técnicas, los materiales, las escuelas de campo y el acompañamiento permanente”.

Puede leer: Surabastos reportó pérdidas por más de 4 mil millones por paro arrocero

Además de la mora, las familias implementan composteras y crían especies menores como gallinas o conejos, que no solo refuerzan la seguridad alimentaria, sino que ayudan a cerrar el ciclo productivo. Las heces de los animales se convierten en abono que nutre los cultivos, evitando el uso de fertilizantes sintéticos que dañan el suelo y contaminan el agua.

Guardianes del ecosistema y del futuro

La estrategia, aunque sencilla, ha resultado transformadora. Los campesinos han dejado de ver al bosque como una amenaza o una barrera para la agricultura, y han empezado a reconocerlo como un aliado. Incluso los animales silvestres que bajan de la montaña ya no asustan: son parte del equilibrio. “Aprendimos a convivir con ellos. Todo esto es de ellos también”, dice Claudia, mientras muestra con orgullo unas moras limpias, oscuras y brillantes que, asegura, saben mejor porque están libres de químicos.

Pero el aprendizaje no ha sido solo técnico. Las familias se han transformado en guardianes del ecosistema. Ahora entienden que conservar no es oponerse al desarrollo, sino hacerlo posible de otra manera. En palabras de Valenzuela, “estos proyectos demuestran que sí se puede vivir del campo sin destruirlo, y que las áreas protegidas no tienen que estar cerradas, sino vivas y cuidadas por quienes las habitan”.

En un país donde la expansión agrícola suele entrar en conflicto con la conservación ambiental, lo que ocurre en Isnos es una muestra de que otra relación con la tierra es posible. Que no se trata de renunciar al sustento, sino de construirlo desde una lógica distinta, más cercana al ritmo de la naturaleza.

“El mensaje que queremos dejar es que sí se puede producir sin químicos, que el agua y la salud valen más que un cultivo rápido”, concluye Claudia Muñoz. Su voz, sencilla pero firme, resume el espíritu del proyecto: sembrar futuro, sin arrancar la raíz del bosque.

Puede leer: Ventas y desestimientos de viviendas disminuyeron en el Huila

Tal vez te gustaría leer esto