La sociedad huilense se encuentra angustiada por el aumento de la violencia irracional que se ha desatado en el último mes por la racha de asesinatos selectivos y las dos masacres que han enlutado a algunas familias huilenses, por la creciente criminalidad que se ha desatado durante el gobierno del cambio. Durante el fin de semana, se presentaron tres hechos aislados, donde fueron asesinados cobardemente a dos adultos y dos menores en las comunas 6, 8 y 9 de la capital del departamento del Huila. En el barrio Oasis fue cobardemente asesinado Maicol Estiven Figueroa Ruíz de 22 años, En el barrio La Paz, sicarios le quitaron la vida a Adrián Felipe Llanos Martínez de 13 años. En el barrio José Mario Carbonell asesinaron a Brayan Camilo Bustos Montealegre de 16 años y Kevin Polanía Zapata de 23 años. En los primeros siete meses, ascienden a 12. Pero solo en el presente mes, han ocurrido 11 homicidios en esta ciudad. Igualmente, en Pitalito, ocurrieron dos asesinatos. Yonatan Jula Gutiérrez fue ultimado con arma blanca en un establecimiento en el barrio Las Acacias de la ciudad laboyana. Igualmente, fue asesinado José Libardo Meneses Rojas, que fue objeto de disparos cuando se desplazaba por la zona céntrica de esta localidad.
Las familias huilenses, se encuentra hastiada por el permanente y creciente asedio de las organizaciones delincuenciales que producto de la incapacidad gubernamental para controlar estos detestables asesinatos selectivos por bandas criminales, que algunas ocasiones han sido dejados en libertad condicional por el aparato judicial, por las reiteradas acciones ilícitas, lo cual ha permitido que se les siga facilitando su accionar criminal. A pesar de los ingentes esfuerzos de las autoridades departamentales y de los organismos de seguridad, se sienten desbordados por el avance criminal que se ha venido presentando en el departamento. Igualmente, las regiones están pagando la forma como el gobierno nacional, ha debilitado a la Fuerza Pública y al Ejército Nacional durante los últimos tres años.
La ciudadanía debe rodear al gobierno departamental, alcaldes y organismos de seguridad para estructurar estrategias, tendientes a contrarrestar el avance criminal en esta región y que tiene en vilo a la sociedad en general. No le podemos entregar el territorio a los violentos. Se debe fortalecer la logística militar, ampliando las cámaras de seguridad y entre otros, vehículos y comunicaciones, vehículos y realizando operativos reiterados durante las 24 horas del día en zonas urbanas y rurales de los municipios. El gobierno nacional, debe apropiarse de las angustias que están viviendo las regiones del país. Debe asignar mayores recursos del presupuesto nacional para la defensa nacional. Recordemos que sin seguridad no existe desarrollo, ni crecimiento económico. El narcoterrorismo sigue avante ante la mirada atónita de la opinión pública.







