La reforma laboral cambió las reglas del juego para los contratos laborales: ahora el contrato a término indefinido será la norma, mientras que el de duración fija tendrá un límite máximo de cuatro años. Te explicamos qué implica este cambio.
DIARIO DEL HUILA, ACTUALIDAD
Uno de los principales argumentos del Gobierno nacional para impulsar la nueva reforma laboral fue el fortalecimiento de la estabilidad en el empleo. Para lograrlo, la ley establece que el contrato a término indefinido será la regla general en las relaciones laborales, lo que implica un giro frente al uso extendido de otras modalidades, como los contratos a término fijo o por prestación de servicios.
Según el viceministro de Empleo y Pensiones, Iván Jaramillo, esta nueva disposición “garantiza la vocación de permanencia de las relaciones laborales” y da cumplimiento al principio de estabilidad consagrado en la Constitución. Sin embargo, esto no significa la eliminación total de las demás formas de contratación: los contratos a término fijo y los contratos por obra o labor seguirán existiendo, pero con límites más definidos.
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¿Qué pasará con los contratos a término fijo?
Con la entrada en vigor de la ley, los contratos a término fijo solo podrán ser renovados hasta por un máximo de cuatro años. Superado ese tiempo, el contrato debe finalizar o convertirse en uno a término indefinido. No obstante, esta medida solo aplica para los contratos firmados a partir del 26 de junio de 2024. Los contratos anteriores inician su conteo desde esa misma fecha, aunque ya lleven varios años vigentes.
Para los abogados laboralistas Charles Chapman y Nicolás Rico, esta modificación aporta mayor claridad jurídica y reduce la incertidumbre de los trabajadores. Advierten, sin embargo, que es probable que algunas empresas busquen evadir esta obligación mediante prácticas como la rotación o el reemplazo sistemático del personal al llegar al cuarto año, algo que, aunque ya ocurre, es considerado ilegal si se trata de la misma función.
Otro impacto posible, según Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado Laboral del Externado, es que aumenten los costos de despido. En un contrato a término fijo, la indemnización corresponde al tiempo restante pactado; mientras que en uno a término indefinido, las indemnizaciones son mayores: 30 días de salario por el primer año de servicio y 20 por cada año adicional, si el trabajador gana menos de diez salarios mínimos.
Sin embargo, no todo es ganancia para el trabajador: si un contrato a término fijo de un año se termina a los seis meses, se pagan los seis meses restantes. En cambio, si es a término indefinido y termina en ese mismo punto, solo se paga un mes de salario como indemnización. Por tanto, el modelo indefinido no siempre será el más ventajoso, especialmente en empleos temporales.
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¿Y los contratos por prestación de servicios?
Pese a que el presidente Gustavo Petro ha cuestionado insistentemente los contratos por prestación de servicios, estos no fueron modificados en la reforma, ya que no constituyen una relación laboral, sino una relación contractual civil. En este modelo, el trabajador no tiene derecho a prestaciones sociales, salud o pensión pagadas por el contratante, sino que debe asumirlas por su cuenta.
En Colombia, este tipo de contrato es usado principalmente por el sector público, donde las entidades estatales contratan personal bajo esta modalidad para suplir funciones permanentes, muchas veces de forma masiva. Esta práctica ha sido fuertemente criticada por su precariedad y la inestabilidad que genera en quienes la ejercen.
Un modelo más formal, pero con riesgos
Con esta reforma, el país avanza hacia una mayor formalización del empleo, pero también surgen retos importantes para empleadores y trabajadores. La implementación deberá estar acompañada de vigilancia estricta para evitar que las empresas incurran en prácticas de evasión, como despidos injustificados o rotación artificial del personal.
