Una nueva especie invasora amenaza silenciosamente la biodiversidad colombiana. Se trata del ciervo chital, un animal originario del sur de Asia que habría sido introducido ilegalmente por Pablo Escobar en los años 80, y cuya población en libertad ha comenzado a expandirse de manera alarmante en la región del Magdalena Medio.
El informe más reciente de la Universidad Nacional de Colombia, citado por la revista Semana, revela que este ciervo ha sido registrado en municipios como Puerto Nare y Sonsón, lo que confirma su desplazamiento territorial más allá del área donde inicialmente fue liberado, en inmediaciones de la antigua Hacienda Nápoles, en Puerto Triunfo (Antioquia).
Aunque la atención pública ha estado centrada durante años en los hipopótamos también traídos por Escobar, investigadores advierten que el chital podría tener un impacto ambiental incluso más grave. “Su tasa reproductiva es alta, y a diferencia de los hipopótamos, no dependen de cuerpos de agua para movilizarse, lo que les permite colonizar con facilidad grandes áreas”, explicó el médico veterinario y biólogo Néstor Roncancio Duque, uno de los expertos que ha seguido el fenómeno.
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Este ciervo moteado, que puede alcanzar entre 60 y 90 kilogramos, mantiene sus distintivas manchas blancas durante toda la vida y compite directamente con especies nativas como el venado cola blanca, tanto por alimento como por territorio. Además, según los expertos, podría alterar los procesos de regeneración natural del bosque, afectando el equilibrio de los ecosistemas.
El primer registro oficial de esta especie en estado silvestre data de 2023, aunque avistamientos en la zona se remontan a más de una década atrás.
La expansión del chital representa un nuevo desafío para la conservación ambiental del país. Sin embargo, aún no existe una estrategia definida por parte de las autoridades para contener su crecimiento y evitar daños mayores a la fauna autóctona.
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