Diario del Huila

Gobernanza con propósito, la política como medicina

Jul 18, 2025

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Por: Harold Salamanca

Cuando pensamos en cáncer, es común hablar de avances científicos, historias personales o estadísticas. Sin embargo, hay una capa menos visible y, quizás, más decisiva: las políticas públicas. La Cuarta Edición del Atlas del Cáncer, publicada recientemente por la American Cancer Society y el Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer – IARC/ Organización Mundial de la Salud – OMS, lanza una advertencia clara: sin marcos normativos sólidos, el control del cáncer se vuelve una ilusión.

Este Atlas revela que los países que más han avanzado en la reducción de la carga del cáncer no lo han hecho exclusivamente por contar con tecnología o recursos. Lo han logrado porque adoptaron una gobernanza con propósito, basada en decisiones legislativas audaces, financiamiento sostenido y sistemas de evaluación rigurosos. Australia, por ejemplo, se proyecta como el primer país en eliminar el cáncer de cuello uterino, no por azar, sino por priorizarlo políticamente y legislar en consecuencia.

En América Latina, la realidad es otra. La región enfrenta sistemas de salud fragmentados, escasa inversión pública y leyes que muchas veces no trascienden el papel. Aunque países como Colombia han dado pasos importantes como con la Ley Sandra Ceballos, las brechas territoriales, el acceso desigual y la falta de implementación efectiva continúan siendo barreras estructurales. Pero el problema no es técnico. Es político.

Las cifras globales de cáncer son un grito: 20 millones de nuevos casos y 9.7 millones de muertes por cáncer en 2022. Si seguimos haciendo lo mismo, para 2050 estos números se duplicarán. ¿Estamos dispuestos a cargar con esa responsabilidad histórica?

Desde mi rol como líder global en el control del cáncer, propongo repensar el marco normativo de forma transformadora. Algunas ideas: i) Crear sistemas fiscales que premien a las industrias que reduzcan riesgos oncológicos, ii) Legislar la obligatoriedad de datos abiertos y desagregados sobre cáncer por región y grupo poblacional, iii) Diseñar incentivos para tecnologías con impacto inmediato en prevención, diagnóstico y seguimiento, y iv) Evaluar alianzas público-privadas según su impacto en vidas salvadas, no solo en rentabilidad.

El Atlas del Cáncer es un mapa, pero no es el destino. El rumbo lo define la voluntad política de quienes legislan, financian e implementan. Por eso, hay que evitar repetir viejas fórmulas, y necesariamente  reimaginar lo posible. Tal vez la política más poderosa aún está por ser escrita. Tal vez la innovación más urgente es la voluntad política. hsalamanca@funacionsalbo.org

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